El PIB del agua
Sin un PIB del agua no podemos valorar el costo del crecimiento. Proteger e invertir en nuestros recursos acuíferos resguardaría el PIB a futuro
Cuando Colón llegó a la isla Hispaniola sus geógrafos dibujaron cuatrocientos ríos en los mapas. Hace décadas que solo contamos con veinte. Muchos de estos presentan caudales mínimos.
El agua, el recurso más preciado e infravalorado del mundo, es el centro de una creciente crisis global que amenaza la salud del planeta según informa el World Wildlife Fund (WWF).
"El alto coste del agua barata" evidencia como el agua no se valora porque su producción es fruto de la naturaleza. Esa naturaleza que es de todos, pero que no tiene dueño ni doliente, se depreda insistentemente contando con que se reacondicionará sola.
Se estima que los beneficios económicos directos, consumo de agua en hogares, agricultura e industrias, ascienden a USD 7,500 millones. Pero sus muchas otras funciones: purificación del agua, mejoramiento de suelos, almacenamiento de carbono y protección de comunidades frente a inundaciones y sequías extremas, y salvaguarda de la biodiversidad; generan beneficios indirectos mucho mayores, en torno a USD 50,000 millones.
Así, se estima que el valor económico anual del agua dulce ascendió a USD 58,000 millones de dólares en 2021, equivalente al 60 % del PIB mundial. Esto amerita que el agua sea considerada un recurso primordial estratégico.
¿Cuánto cuesta la construcción hecha con arena que se retira libre de costo si su extracción disminuye permanentemente la capacidad de un río? ¿Qué sustituye el rol de los manglares que protegen a las costas de los oleajes? Ya han ocurrido inundaciones de hoteles que las eliminaron y sufrieron las consecuencias durante tormentas.
Y así, el PIB del agua decae. Dos tercios de los ríos más grandes del mundo ya no fluyen libremente mientras los humedales siguen perdiéndose a una tasa tres veces más rápido que los bosques. La mitad de la población mundial sufre escasez de agua al menos una vez al mes, mientras que 55 millones de personas enfrentan sequías anualmente. Irónicamente, a menos agua disponible, mayores los eventos catastróficos relacionados con el agua.
El riesgo de eventos hídricos amenaza hoy a 10 % del PIB mundial, esto pudiera aumentar a 46 % en pocos años. Aún sin catástrofes, los países menos desarrollados pudieran perder entre 6 %-15 % de su PIB para 2050 si no eficientizan el uso del agua y protegen sus fuentes de agua dulce.
En R.D. esto pudiera verificarse a nivel de provincias del sur con sus sembradíos de plátanos, el este turístico y a la frontera con sus tensiones bilaterales. ¿Cuánto afectaría esto al PIB nacional y a la inflación?
A nivel internacional, el WWF lanzó el Desafío del Agua Dulce para restaurar 300,000 kilómetros de ríos degradados y 350 millones de hectáreas de humedales degradados para 2030. En R.D. se creó en 2016 una Mesa de Coordinación del Recurso Agua y un Consejo para la Reforma y Modernización de Agua Potable y Saneamiento para diseñar una estrategia nacional donde se abogó por dedicar 1 % del PIB a la preservación del agua. Parece que eso ha quedado en papel.
Actualmente, una onza de plata vale más que un barril de petróleo. Invertir en agua y saneamiento genera retornos siete veces mayores. Llegará el día en que un galón de agua valdrá más que una onza de oro.
Tal vez sería útil crear un PIB del agua para evaluar mejor el costo del crecimiento económico y que las empresas y las escuelas incluyan en su "Visión, Misión y Valores" el operar sin depredar el agua para lograr un futuro más sostenible en abundancia y paz. Feliz Navidad a todos.

Ellen Pérez Ducy