La Navidad debe invitar a reflexionar
Si se es culpable, sería bueno admitirlo
Este es un momento del año, en el cual muchas personas optan por hacer las reflexiones que no se plantearon seriamente en los 11 meses anteriores. Se piensa en lo que se hizo, en lo que no se hizo, en lo que se logró y en lo que no se consiguió.
Para los que andamos libres de culpa, ese ejercicio se circunscribe a darle un repaso a las metas que se fijaron y dar gracias por todo lo que se ejecutó en un año tan complejo. Pero hay mucha gente presa, esperando por juicio, que debe atravesar por un proceso de reflexión muy intenso, lleno de complejidades.
En ese grupo hay dos tipos de personas, las que saben que son culpables y las que están claras de que no lo son. Es a los primeros a los que nos vamos a referir, porque los segundos representan una tragedia para el sistema y no hay forma de imaginar cómo superar estar preso si se es completamente inocente.
Ahora, el que reflexionará estos días sobre sus culpas, sabiendo que es culpable de sus actos, debería comprarse paz propia y evitarnos a todos la pena de confirmar en vivo y a todo color, todos los detalles de lo que fue su vida delictiva.
La Navidad debe invitar a reflexionar, y si se es culpable de delito, sería bueno para todos que lo admita.