Un diálogo desabrido y poco atractivo

En septiembre del pasado año, el presidente Luis Abinader dejó abiertos los trabajos del Diálogo Nacional, en el que propuso trece reformas para impulsar la transparencia y modernización del Estado, según se le explicó al liderazgo político, eclesiástico, empresarial y sindical que respondió a su llamado. 

No obstante, algunos del litoral partidario vieron con recelos las modificaciones sugeridas a la Constitución; al ver supuestas intenciones políticas. En ese marco, el Diálogo ha tenido problemas desde su nacimiento, fue una especie de parto con dolor, porque sectores importantes de la oposición han puesto en tela de juicio las intenciones de Abinader y temen que una reforma constitucional desborde los límites planteados por el Ejecutivo y se pase de contrabando la reducción del porcentaje para la elección presidencial en las elecciones nacionales.   En medio de este panorama, los debates no han concitado el interés  de la población y las mesas temáticas van muy lentas.  

Los actores tendrán que emplearse a fondo para darle un giro de 180 grados al Diálogo. La participación activa del liderazgo político criollo, en su más alto nivel, podría subirle el rating, darle sabor y lograr los resultados esperados.

Diario Libre

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