×
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales

La corrupción siempre tiene dos caras

Cuando el cargo público se interpreta como licencia y el presupuesto como botín

La corrupción ha tenido siempre dos caras, una pública y otra privada, unidas no por el secreto sino por una coyunda perversa. No hay saqueo sin socio dentro del Estado y alguien fuera dispuesto a esquilmar el bien nacional. Esa simbiosis explica por qué el daño no es episódico, sino estructural, y por qué las redes sobreviven a los cambios de gobierno.

Cuando se arriba a una posición pública, aflora un criterio de oportunidad que desplaza al deber. El cargo se interpreta como licencia, el presupuesto como botín y la norma como obstáculo negociable. No es solo impunidad, sino cultura: una ética torcida que convierte el acceso al poder en ocasión para cobrar, compensar y repartir. Lo que esta sociedad ha terminado por acuñar como moneda legítima.

La cara privada no es menos responsable. Empresarios, intermediarios y lobistas que aceptan atajos, inflan facturas o compran favores sostienen el circuito. Sin demanda, no hay oferta. Sin oferta, la tentación pública pierde incentivos. Romper esa alianza requiere reglas, controles que funcionen y sanciones que duelan. Exige también un cambio de expectativas: que el éxito deje de medirse por la cercanía al poder y vuelva a medirse por el mérito cívico. Mientras, conformémonos con que no haya impunidad.

TEMAS -

Periódico líder de República Dominicana centrado en las noticias generales y el periodismo innovador.