Una señal que importa
Un mensaje navideño que puso a la familia en el centro del país
El mensaje navideño del presidente Luis Abinader tuvo un detalle significativo: habló al país acompañado de su esposa, Raquel Arbaje. La imagen, serena y contenida, colocó en primer plano una idea esencial para la sociedad dominicana: la familia como núcleo de afectos, de valores y de continuidad cultural.
En un tiempo dominado por el ruido, la prisa y la exaltación del éxito individual, el mensaje apostó por la sobriedad. No hubo estridencias ni promesas grandilocuentes. El presidente habló de unidad, de solidaridad y de la necesidad de cuidarse de la ambición desmedida. Recordó que la felicidad no nace de la acumulación, sino del amor, y que la paz interior sigue siendo un bien más valioso que cualquier exceso material.
La presencia de la primera dama añadió cercanía y equilibrio. Su intervención, centrada en el servicio y en la responsabilidad compartida, reforzó la idea de que el país se construye desde lo cotidiano; desde la honestidad, el aprendizaje y la capacidad de reencontrarnos con lo mejor de nosotros mismos.
En Navidad, cuando el país baja el ritmo y vuelve la mirada hacia lo esencial, el mensaje presidencial apostó por lo simple y lo duradero. Gobernar también consiste en señalar caminos de cohesión, afecto y responsabilidad compartida.
