A Gonzalo lo dejaron solito en el play

Ante la leche derramada los hechos emergen, las situaciones se aclaran y la experiencia se recoge como en bidones. La vaca de Nena.

Nadie se baña dos veces en las mismas aguas de un río y según Marx la historia se repite, pero nunca de la misma manera. De tragedia a farsa.

La campaña presidencial del PLD no fue como en ocasiones anteriores, una labor de equipo. Un conjunto trabajando en una misma dirección.

Los antiguos estrategas y responsables de innúmeros triunfos fueron dejados fuera de forma inexplicable o reducidos a simples voceros.

De Felucho –por ejemplo– se sabe que se encaramó en Jarabacoa a terminar unos libros y si acaso participó en uno que otro programa.

Ni los eméritos ni los históricos fueron parte de la pasada desgracia, y si ellos no eran del comando de las decisiones, la ausencia del partido debe considerarse por igual.

Como no hubo mucho carreteo ni caravaneo ni grandes concentraciones, los símbolos de la organización no tuvieron mucho chance.

La campaña fue cosa del candidato, con sus mangas cortas, y unos asesores al parecer invisibles, pues solo se sabe de un argentino de nombre Marcos.

De eso habrá de hablarse.

Diario Libre

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