Ahora viene el chantaje de Odebrecht

Cuando se pensaba que la familia estaba completa, aunque viviendo en casa estrecha, ahora se informa que la abuela parió gemelos. Lo de la abuela es la de nunca acabar.

Cuando se conocían todas las delaciones premiadas y no se esperaban nuevas sorpresas, ahora se asoma un abogado con detalles que eran impensables.

El soborno era en especie.

Odebrecht agradecía la colaboración de funcionarios y políticos con fiestas amenizadas con hermosas cariocas traídas especialmente para goce y disfrute de asociados.

El asunto ahora no será de pruebas que no se encuentran y que Brasil tampoco aporta, sino de buscar los cuerpos del delito.

Las chicas de Ipanema.

Ahora habrá que recoger velas. Los sospechosos no hablarán porque sean parte de una organización en que se impone la ley del silencio.

La omertá siciliana.

No, no dirán nada, puesto que cada vez que intenten, les mostrarán una foto en que aparecen con cara de borracho y una brasileña en paños menores sentada en las piernas.

Eso da divorcio por todo lado, y nada peor en el mundo que un divorciado motivado por un chantaje doble. ¡Supónganlo!

Diario Libre