Al acostarse las palomas, la cosa sigue...

La democracia tiene pasajes que se repiten de manera periódica y si no se aprende a manejarlos en la primera, sí debiérase en la segunda.

Es el caso de la transición, la actual circunstancia.

El Gobierno casi al entregar no se aguanta las ganas y toma medidas de naturaleza diversa, que provocan repudio en algunos sectores.

Estos consideran que la prudencia debiera ser el ánimo predominante y el país y las autoridades sumirse en una especie de España Boba.

¿Ascensos militares, promociones de fiscales, concesiones de obras...? Obviamente no son balas perdidas, pero sí municiones para escopetas ajenas. Las murmuraciones se desatan y los interesados o los afectados hacen de julio su agosto y los bulos están a la orden del día.

Cada cual idea una explicación, inventa una razón y la falsedad, la maldad y la perversidad ejercen su oficio de forma ingeniosa y hasta placentera.

El mandato dura hasta el 16, y parece que no existe fuerza de ley que impida este tipo de actos. Habrá por tanto que legislar, como se hiciera con la campaña, para que el Ejecutivo no se salga de sus cabales.

Si no, el presidencialismo seguirá haciendo de las suyas.

Diario Libre

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