Bomba político-judicial en la mano

Los partidos debieran poner de su parte, y hacer las cosas como manda la ley o solicitar a sus precandidatos que sean comprensivos.

La mala fe no siempre es del partido, también de los aspirantes, pero en todo caso afecta el proceso y agrega ruidos innecesarios.

La llamada judicialización es una respuesta institucional, y si existen las altas cortes y los amparos, justo es que se recurra. Lo que se teme es el abuso, que se sobrecargue al TSE, o a los demás órganos públicos, de manera que se originen tapones que consuman tiempo.

El Tribunal dice lo que tiene y el procedimiento parece adecuado, pero no puede adivinar lo que viene, y si es por lo que se dice, será mucho.

Lo que sucede en la capital se publica pronto, pero en los pueblos se van dando situaciones que no se remedian pronto. Solo se habla de reformar la Constitución para juntar las elecciones, pero los inconvenientes de ahora y los de las primarias, serán bombas personales y no habrá equipo que las recoja.

Crearán un campo minado difícil de cruzar sin riesgos ni lesión. Los partidos necesitarán su 911 y el TSE una clínica de cura.

Diario Libre

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