¡Denuncia, denuncia!, que algo queda

Los santos no se meten en política, pues ¿cómo corregir la mala conducta de los hombres en una actividad en que la ofensa es lo principal?

A cada devoto que advoca lo dejan con el credo en la boca. En situaciones como las de ahora en que se necesita su amparo, se van al cielo de vacaciones.

En lo que pasa la tormenta o el polvo del Sahara, pues en estos tiempos, de desastres está llena la Viña del Señor. Los discos duros llevados por su cuenta constituyen misterios de estación.

A los templos no acudir, pues.

La mudanza de gobierno tiene el efecto de una enfermedad que ya no se menciona, y que igual mataba como desacreditaba.

El funcionario saliente debe cuidarse de donde pisa, pues a poco lo hace sobre vidrios rotos de su gestión. De a poco mucha gente andará con los pies ensangrentados.

Revelaciones, filtraciones y escarceos, propios de la actual temporada de caza, tal vez no den para sometimientos o condena pero sí para poner a los señalados en las cuatro esquinas, pues la perversidad no tiene límites y por lo visto nadie saldrá limpio.

No hay olla que haya cocinado que no deje el tiznado.

Diario Libre

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