El presidente tuvo que sacar de abajo...
No parece que le dejen pasar esta jugada...
El primero que dijo “el que no grita no mama”, sabía de política, de economía, de impuestos y de gobernabilidad.
La transparencia, como el corcho, flota.
Se manda a las cámaras como anteproyecto de ley, pero al primer descuido se convierte en proyecto y al segundo en ley.
No se descubrió en la presentación, ni durante el segundo día, pero al discurrir un acucioso puso la pieza en evidencia: incluía nuevos gravámenes.
¡Anjá cambio, queriendo sorprender con toquecito por tercera, como si no supiera que la defensa estaba a cargo de Machado!
Las redes tomaron para sí el encargo y entre lloros y lloros obligaron a Luis a tomar los micrófonos. No fue que reculó, pero sí se posicionó mejor.
No era justo que sacara tan pronto las uñas, y no solo con el endeudamiento, sino también con los impuestos. La campaña tenía que enmendarle la plana.
Entonces vino con un lanzamiento aparentemente diferente, pero con la misma pelota. La mentada reforma, que un día se llama fiscal y al siguiente tributaria.
¿Qué dirá Rijo de este Prebost?
