El senador murió por unas multas...

La institucionalidad, la última vez que se supo de ella, andaba lejos como esas tormentas que se anuncian pero nunca llegan.

El caso tiene que ser difícil si todavía se discute y no se tiene clara la constitucionalidad.

Sin embargo, se producen hechos que llevan a pensar, a confiar en las posibilidades de la institucionalidad. Por ejemplo, lo del senador de La Vega. No pudo inscribirse en las primarias de su partido porque tiene unas cuantas contravenciones.

Leonel habló una vez del semáforo constitucional, que no podía desprenderse y llevárselo para la casa. Era en relación con la reelección presidencial. La experiencia del legislador vegano da cuenta de que tampoco en reelecciones de menor rango. El semáforo habló y Digesett multó.

Se creía que no, pero ahora se comprueba que sí existe un régimen de consecuencias, y quien la hace, más tarde o más temprano la paga.

Por dejarlo para después ahora el senador de La Vega se queda fuera de competencia. Una situación penosa, pues en una encuesta Danilo tiene en La Vega los mejores números del mundo.

Igual sería para Euclides Sánchez.

Baja y tapa la olla, baja, que baja...

Diario Libre

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