Funcionarios que hacen mucho ruido

La impresión que se tiene es que la nominación es un certificado para el figureo. Desde que el tuit aparece en las redes, el síndrome de Alá y la Montaña provee notoriedad.

O el beneficiario busca los medios o los medios buscan al beneficiario, y si no era muy conocido, se convierte en toda una celebridad.

El poder es para usarlo -dijo un arrogante-, y en lo que se asume, conviene vivir los minutos de fama que con suerte podrían ser años de gloria.

Justo y necesario hacerse con los perfiles, conocer los aspectos personales, como la vida en familia o los grados académicos.

Hasta ahí no hay réplica.

Lo que se observa, sin embargo, es un afán por adelantar, incluso en detalle, los planes de gestión. Lo que hará durante su desempeño, creando expectativas de sobra.

El riesgo es que por hacerse gracioso aborde situaciones de las que no tiene dominio y que podrían resultar contrarias a sus designios.

La experiencia impone la música: la campaña es con guitarra, la transición con violín y el ejercicio con maracas. Ahora te voy a enseñar cómo es que se hacen las maracas.

Debe evitarse que de tanto hablar el Gobierno se haga viejo.

Diario Libre

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