Hipólito... ¿Y qué pasa en el 20?
Alegar su edad desanimó a sus parciales...
Todavía el sábado en la tarde se daba por seguro que Hipólito asumiría la candidatura a senador por Santiago. Incluso entre íntimos se comentaba el discurso y las cuñas de radio para promoverlo.
Una tripleta ideal, sin dudas, casi divina: Hipólito senador, Sued alcalde y Luis presidente. Al decir que no, respiró Valentín, pero también Abel.
Un cielo nublado como anuncio de lluvia, y quizás tormenta, de pronto se volvió despejado como el mejor día de sol. Cuentan que hubo llamadas desde Santiago a Canastica: “¡Gracias, Papá!”.
Ahora ¿qué pasó entre el sábado en la tarde y el domingo en la mañana? Misterio de la política, pues lo que dijo Hipólito en el acto de La Vega no convenció.
Ni como explicación ni como excusa.
Lo de la familia primero, pudo caer bien. Pero no así lo de la edad. Cincuenta más veinticinco son setenta y cinco, una edad de retiro, pero sólo para monseñores.
En política, el referente hasta ahora era Balaguer, quien sobrepasó los noventa a una velocidad que ni Félix Sánchez.
Entre los suyos el desánimo era olímpico, e iba de la inquietud a la intriga: Oh, ¿y el 20...?
Diario Libre
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