Johnny se merecía pueblo

Fue una jugada sutil, y tal vez poca gente la advirtiera, pero políticamente inteligente. El gobierno asumió el funeral de Johnny Ventura y la Fuerza del Pueblo debió de ponerse a un lado. Era justo que así fuera porque el legendario artista no podía reducirse a un partido, aun fuera miembro fundador.

Los manes del arte como de la política tienen vocación universal y su legado los consagra ante conglomerados mayores.

En el caso de Johnny no podía ser diferente y pudo haberlo sido sin la iniciativa de exponer sus restos en un local grande y abierto, adonde se acudiera en masa.

Ese lugar no podía ser la funeraria, ni la Cámara de Diputados, ni la alcaldía del Distrito, ni la casa nacional de FP.

Ni siquiera su barrio Villa Juana.

La emoción del pueblo no puede expresarse en auditorios pequeños. Necesita espacios amplios, tarimas altas y condiciones para que se manifiesten las potencias nobles de la gente.

De toda la gente.

Johnny merecía pueblo, y tuvo pueblo de manera asombrosa, gracias al performance sutil, pero políticamente inteligente del Olímpico.

Diario Libre

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