La Iglesia es experta en humanidad...
Y se ha arreglado con todos los gobiernos...
El Gobierno parece andar con el salvavidas puesto, y por muy grande que sea la ola, nunca lo estrella contra los acantilados. Nada más pensar lo que fue en su momento la hawaiana del arzobispo o la discurrida del Sermón de las 7 Palabras, ambas difíciles de surfear.
Pues mira que no, le dijo un delfín a otro.
El presidente no tendrá un millón de amigos en la Iglesia, y que Roberto Carlo lo perdone, pero sí uno más que otro. El obispo Benito Ángeles, por ejemplo. Lo de Benito es lo que menos importa, pero sí lo de obispo y sobre todo lo de Ángeles. Que a mayores gracias hay más complacencia en el cielo.
Cuando se anunció el Apocalipsis y la Bestia hizo acto de presencia, se vio al presidente Medina y al obispo Ángeles quitados de bulla, como si supieran que el mundo no se iba a acabar.
El Gobierno tiene su propia teología, ni jesuita ni franciscana, y como se dice de las casas de apuestas, también pierde y se ríe.
La visita del martes (por inescrutable misterio de la Providencia) tiene a mucha gente fastidiada, y las maldiciones se oyen en la calle. Solo que nunca hubo mayor dicha en el capitolio.