Las aguas justificaron la movida...
Los verdes protestaron, pero ganó Danilo...
Al Presidente le tenían su bullita preparada frente al edificio de la ONU unos dominicanos residentes en Nueva York y que lo acusan de apañar la corrupción y la impunidad. No era mucha gente, pero en Estados Unidos las paradas llenan su cometido hasta con un solo cartelón. Importa la protesta, no la concurrencia.
La movilización se llevó a efecto, y de seguro “llenó las expectativas”. Aunque lo curioso fue que el mandatario ya se había marchado.
Fue como esas serenatas de pueblo en que Julieta no se encuentra en casa, o no abre la ventana, y no oye la música ni los versos del Romeo.
Dicen allá y repiten aquí que Danilo cogió miedo y salió huyendo, burlando la encerrona de los verdes.
Difícilmente en Palacio reciten al Lorca de “verde que te quiero verde...”, o se defiendan de una acusación ingrata. Sin embargo, la naturaleza se ocupa. Después de María presentar credenciales de destrucción y muerte en las islas, justo era que el Jefe del Estado asumiera los operativos.
Las aguas cayeron, los vientos se desataron y el daño no pudo contenerse, pero la población supo que los dioses estaban en el Olimpo.