Los políticos juegan a cambiar de opinión

En estos días estuvo al originarse un debate de esos que pueden hacerse de alas y volar alto. Sin embargo, a poco cayó de la mesa y difícilmente pueda levantarse.

El derecho a cambiar de opinión.

Gente tomada con el mazo equivocado quiso librarse del tormento de renunciar a su propia opinión para asumir una ajena. Razones personales no fueron, razones de partido tampoco, sino razones políticas de conveniencia. La posibilidad de crear una situación que al perjudicar al enemigo, le favoreciera a largo plazo.

Ese ejercicio, que hubiera sido bueno, no se hace, y si se hiciera, sería sorprendente el resultado. Ni siquiera habría que ir al Archivo General de la Nación. Bastaría con ojear ediciones no muy viejas de periódicos nacionales para advertir que entre políticos o altas personalidades se muda de parecer fácilmente. Y generalmente con el mismo ánimo e igual circunstancia.

El político dominicano no se baña dos veces con la misma agua, aunque se mantenga en el río. Como pensaría una madre preocupada, “la junta daña”.

La verdad es que no aprovechan ciertos y extraños compañeros de cama.

Diario Libre