Mientras opinan no atienden el cartón

La opinión pública es muy activa, y si por ella fuera, en el país no habría mal que durara cien años. Aquí habla todo el mundo y a toda hora, y sin concierto ni control. Nadie deja bala en la recámara y se dispara a todo lo que se mueve, sin importar puntería ni ocuparse de recoger las víctimas. El fenómeno merece estudio, pero en lo que se aplican los expertos, debe resaltarse ese afán incorregible de aparecer en los diarios.

Aunque el problema no sería tanto ese como que se abunda en temas ajenos. Los encargados de las altas cortes, por ejemplo, se preocupan de todo y sugieren remedio para lo demás. ¿Cómo es que les sobra tiempo para discurrir sobre la inmortalidad del cangrejo y les falta para resolver asuntos de su incumbencia?

Cada cual debe atender su cartón, dijo una señora que frecuenta el Bingo de la 27, y a la que –por estar viendo jugadas ajenas– se le pasan las fichas.

Dicen los afectados que de reenvío en reenvío está empedrado el camino del TSE, y ven como el presidente del órgano está en todo, hasta en misa, y no conociendo causas pendientes.

Y esto no es una queja, es un mandado.

Diario Libre