Nadie se sustrae al encanto del bulto

Los políticos de este tiempo no entienden su oficio sin –poco o mucho– bulto. La civilización del espectáculo tiene su variante en ese estar sin que haga falta.

El Gobierno estuvo representado de más en la reunión del CES, con el presidente, la vicepresidenta, el ministro Administrativo y el consultor Jurídico.

Sin embargo, aun con máscara, pero por la cabellera, pudo reconocerse a otros funcionarios que no tenían nada que hacer ni hicieron.

Abandonaron sus obligaciones habituales para comparecer a ese escenario conjuntamente con el mandatario.

Ahí se estaría escribiendo la historia y por razones políticas quisieron ser testigos. Nadie tuvo que contarles.

Igual ocurre con los acuerdos inter-institucionales que se firman al posesionarse en un cargo. El entendimiento es entre dependencias oficiales, ramas del mismo palo.

En buena lógica no serían necesarios, pero no tendrían fotos que publicar en los medios ni logros que mostrar de entrada.

Lo de hacer bulto es tan fascinante que personajes provenientes de la sociedad civil no se sustraen a su encanto.

El Defensor del Pueblo, por ejemplo. Sin duda un candidato está naciendo. Star is born.

Diario Libre

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