Nobleza en la pelota... ¿Y la política?

No hay dudas de que enero le entrega a febrero, la pelota a la política, un ambiente propicio para la competencia y ejercicio de nobleza. Liceístas y aguiluchos se dijeron de todo, y cuando se dice de todo, fue de todo. Sin embargo, terminados los aguaceros unos y otros se secaron con la misma toalla. La toalla de la hidalguía. Entendieron la lógica del juego, de que un equipo gane y el otro pierda, y hasta octubre cuando se volverá con el mismo ánimo a disputar otro campeonato.

El PRM tiene cita en febrero, e intriga desde el primer día si no habrá que posponer la convención, ya no por exceso de agua, sino por circunstancias. Nadie lo dice, pero la costumbre hace la única ley que no se viola, y decía un campesino mirando el tronco que “árbol que crece torcido, nunca sus ramas endereza”.

Aunque lo más preocupante no es el tiempo, sino la reacción del vencido. Nadie se recoge, ni se entrega, y pareciera que la lucha se librará de todos contra todos. Aunque desde ya se advierte un Águila y un Licey, y –“¡Pizarra que se ve bonita!”– “¿Sabrá nadar?”. Ojalá que lo viral de la pelota contagie a la política.

La política se lo merece.

Diario Libre