O Luis e Hipólito bailan, o no hay fiesta

Ninguna pareja puede bailar bien si en vez de dar los pasos correctos, se meten el pie y se tumban con gusto. Esa, al menos, es la impresión del acuerdo entre Luis e Hipólito.

Se pensó que Paliza y Carolina serían un clavo pasao, y sin embargo, al discurrir el tiempo, ahora se duda de la ventaja. Si acaso un huevo pasao por agua, y más de dieta que de alimento verdadero.

Lo peor o más grave es que se conoce la situación y no se le busca remedio, dejando que el chisme corra y se debata la confusión.

En principio no preocupó, pues como la fórmula vino de último, se aceptó el hecho cumplido de los compromisos previos. Además, en su momento no fue la gran cosa.

Ahora resulta todo lo contrario.

La disidencia crece y tiene mejor prensa, y se le supone una agenda de maldad. Lo que importa ahora no es quién gane, sino que avance una percepción perversa.

Ni Luis ni Hipólito son pavas y mucho menos ponen donde se creyó que ponían. ¿Milagros apoyando a Chu? Pero ni loca. Busca sobrevivir, pero sobre todo derrotar, ella y el vecino, el caudillismo de Hipólito. No falta mucho, y como siempre, el tiempo dirá.

Diario Libre