¿Se dejará David arrastrar?...
Si tiene carro propio, ¿para qué un taxi?
El partido que le atribuyen a David es como la camioneta que recorre la capital de punta a punta con un altoparlante ofreciendo comprar “todo lo que sea viejo”.
“Todo lo que sea viejo” es un decir y realmente sería todo lo que no esté en uso ni haya interés en conservar. El negocio funciona, pues si no, desaparecería “la guagüita anunciadora”.
La nueva organización anda poniendo a disposición de los interesados su boleta, de manera que los aspirantes a puestos electivos tienen oportunidad asegurada. Ese género de candidaturas ambulantes no era conocido, y tampoco se sabe resultado. Aunque sí intriga que el grupo en su momento fuera excepción y que la Junta lo legalizara.
Un privilegio que nadie protestó, aun cuando fueron muchas las denominaciones que se quedaron con el moño hecho, e incluso ahora someten recurso de revisión.
Intriga por igual que teniendo David vehículo propio se deje arrastrar por las encuestas a situaciones inexplicables, en que su vocación presidencial no se concilia con su decisión.
¿Quiere o no quiere? Pues si le gusta el número y cuenta con medios, ¿por qué no compra? ¿Tiene Penn la última palabra?