Teoría conspirativa anda de pláceme
Los casos parecen guiones de películas
Difícil que la gente se frene, o después de lanzada, refrene.
La teoría de la conspiración andaría de pláceme estos días. Nunca le fue mejor servida la mesa o más creídos los comensales.
Solo que a poco tiene que recogerse y quedar fea para la foto. La sensación resulta mucha apariencia y poca realidad.
Lo que se daba por cierto o seguro se desinfla como esas burbujas en juego de niños que el sol pinta de colores.
Los casos se suceden unos a otros como si fueran guiones de películas que al final no llegan a hacerse por falta de recursos o de actores renombrados.
Los brownnies, el teleférico, la alarma de bomba, las luces del aeropuerto, el plan criminal, y una lista que podría aumentar cada día.
El ambiente se presta para todo, y el ánimo, nunca más dispuesto.
Sin embargo, tal vez haya que corregirse, cambiar de talante, y ni apresurados, ni intrigados, ni especulativos.
Ser objetivos, juzgar lo material y dejar de lado las fábulas, que seducen y dañan el espíritu. O tal vez demandar investigaciones más concluyentes.
El consejo vale para la población, pero también para las autoridades. Los últimos tráilers terminaron en malas películas.