Una denuncia vale, la otra no...
El pleito del chequecito es muy mal síntoma...
Al dominicano no hay quien lo entienda, y esa suerte de temperamento es más grave cuando se tiene que el dominicano tampoco se entiende a sí mismo. Lleva siglos diciendo que los peledeístas están matándose adentro, en el partido, y el día que empiezan a matarse afuera, en el gobierno, no saben cómo afrontar la situación.
El capítulo que no se le olvidó a Cervantes, el de Franklin y Roberto, ofrece pruebas, pero se duda y se cree que un episodio tan descarnado no puede ser verdad.
Vean las reacciones. Todo el mundo a favor y en contra, sin que quede claro cuál es el favor o cómo es la contra. Aunque la confusión se debe a lo difícil que es meterse en pleito ajeno.
Unos dicen que tan culpable es quien cobra como quien paga, y por tan inteligentes merecen un premio. Otros consideran a Franklin un político honesto y serio y a Roberto un insolente. ¡Vaya con la insolencia!
Franklin puede decirle a Roberto tumba polvo por un chequecito, pero aparentemente, Roberto no puede cobrarse la afrenta y denunciarlo por cobrar sin trabajar.
Franklin estuvo por años pichando sin catcher, y ahora, cuando le devuelven la pelota, se ofende el play.