Una transición que resuelve problemas

El régimen ejerce su mandato hasta el 16, o 15, y se producen situaciones que no se consideran apropiadas.

La prudencia aconsejaba, pero se le ignoró, y no podía ser de otro modo: la administración, acostumbrada durante ocho años, no resiste su voluntad.

Además, la Constitución no protesta, y solo lo hacen particulares que se sienten afectados por un negocio que conocían de antemano. Que saben que no es de última hora.

Las aclaraciones siempre serán aclaraciones, pero hechas surten su efecto: calman la opinión pública y dejan a los abogados a cargos de los litigios.

Aunque lo interesante es el temperamento de la transición, el ánimo de las comisiones. Que se sepa hasta el momento ningún altercado y el entendimiento fluye. Ni Paliza palicea, ni Peralta peraltea, y se llevan de maravillas. Por ejemplo, tienen ideas diferentes sobre el manejo de la pandemia, y sin embargo, encontraron una vuelta inédita al traspaso de mando. Con la excusa de evitar aglomeración, salvaron el mal momento de la juramentación.

Danilo no tendrá que aguantar, sentado al lado, el oprobio del discurso, y Luis, con Danilo ausente, podrá despacharse a sus anchas.

Diario Libre