Unos negocios a los ojos de todos...

Haití es un negocio, y primero para los haitianos. Viven en la miseria, es cierto, pero la miseria es su principal activo.

Por vivir en la miseria es que la comunidad internacional quiere cargárselo al vecino que se evidencia económicamente holgado. Y el haitiano se recuesta sabiendo seguro ese situado.

El comercio con Haití, según cifras oficiales, es cuantioso y beneficioso para República Dominicana. Las empresas y los empresarios que exportan para el otro lado de la isla están lavando oro y ocultan la batea.

Las ONG sospechaban de Haití, pero descubrieron a los haitianos, les inventaron una causa, y nunca les fluyó más dinero. Los traficantes siempre estuvieron ahí, solo que calladitos, agachaditos, hasta que se multiplicaron los renglones, y al contrabando de productos se agregó la trata de personas, la regularización de situación migratoria, las parturientas, y la lista se hace interminable.

¿Pueden realizarse tantas actividades de comercio sin que las autoridades se den cuenta o con una vigilancia rigurosa en la frontera? Ese es otro negocio sin rostro, aunque mejor que me calle, y no diga nada, que lo que tú sabes, es lo que yo sé.

Diario Libre