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“Los recursos para la reconstrucción son la oportunidad de volver a políticas positivas”

El exgobernador de Puerto Rico (2009-2013) resaltó la importancia de aplicar políticas que permitan la sostenibilidad fiscal y que favorezcan la credibilidad de los estados para generar desarrollo

SANTO DOMINGO. El exgobernador de Puerto Rico, Luis G. Fortuño, dijo que ahora, cuando entrarán US$80,000 millones para la reconstrucción de la infraestructura de la isla —afectada el año pasado por el huracán María— es el momento adecuado para aplicar políticas difíciles que permitan resolver estructuralmente los problemas que existen.

“Las políticas públicas muchas veces tienen un efecto que va más allá de una generación”, dijo. Pero no se refiere solo al impacto positivo, sino también al malo, al que es el resultado de medidas que destruyen la credibilidad y la sostenibilidad fiscal, que fue justo lo que ocurrió en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Cuando Fortuño asumió como décimo gobernador de la isla, en enero de 2009, la crisis le estalló en el rostro. No se trataba de un momento crítico por la recesión mundial, que también afectó, sino que era el cúmulo de una serie de políticas fiscales insostenibles, que incluyeron el incremento desenfrenado del gasto público y de la nómina de trabajadores públicos, así como la rescisión de contratos a empresas por motivaciones políticas, lo que sepultó la confianza de los inversionistas.

“No había dinero para pagar la primera nómina de enero de 2009 y, como si fuera poco, las firmas acreditadoras Standard & Poor’s y Moody’s posiblemente iban a tirar a chatarra la deuda de Puerto Rico”, relata el ex gobernador, que visitó República Dominicana la semana pasada con motivo de su participación en el seminario “América Latina: Oportunidades y Desafíos”, organizado por el Centro de Análisis para Políticas Públicas, escenario en el que se debatió acerca de la democracia y las libertades.

La administración de Fortuño hizo en aquel 2009 “lo único que se podía hacer”: recortes dramáticos del gasto público, y eso involucraba reducir la nómina estatal —que se había duplicado entre los años 2000 al 2008—, así como rebajar los salarios de los funcionarios, incluido el suyo, eliminar los contratos superfluos y otras medidas difíciles y poco populares.

“Lo hicimos con mucho dolor, pero había que hacerlo, y recuperamos la credibilidad de Puerto Rico”, señala Fortuño, aunque lamenta que luego de 2013, tras su administración, el gasto y la nómina del sector público volvieron a crecer lo suficiente como para llevar a Puerto Rico a una nueva crisis que, en esta oportunidad, fue agravada por el paso del huracán María el año pasado.

A su juicio, el tema fiscal es importante, pero no es lo único a lo que se debe prestar atención. También están el nivel de la deuda pública, y la necesidad de resguardar las inversiones de las empresas para que tengan la certeza de que sus contratos no cambiarán en el futuro por razones políticas. Otra situación que Fortuño cree que incidió en ese coctel de problemas que se mezclaron en la isla fue “el estado mental”.

“Se había establecido que en Puerto Rico ser exitoso era malo, una dinámica muy poco saludable contra los que estaban siendo exitosos en los negocios. Era un problema muy serio”, recuerda el ex gobernador boricua. stejero@diariolibre.com

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