Un hombre bueno
El padre Luis Rosario fue esencialmente un hombre bueno
El padre Luis Rosario fue esencialmente un hombre bueno. Un sacerdote salesiano que entregó su vida a una labor de rescate de los canillitas, que buscó y encontró siempre el apoyo de una sociedad que valoró su entrega y su dedicación.
Sin buscar nunca conflictos innecesarios, la suya fue una labor pública por un grupo, los niños más desfavorecidos, que necesitan de todo tipo de ayuda. Enfocado en darles educación, no ignoraba que también necesitaban ocio y distracciones, y organizaba cada verano unos campamentos que les devolvían parte de esa infancia robada por las necesidades más básicas.
La Pastoral Juvenil tuvo en él un motor incansable. Conciliador siempre, tampoco tenía reparos en dar su opinión y crítica, desde un tono amable, ante las injusticias que veía.
Como él lo hizo desde posiciones públicas, cientos de sacerdotes y religiosas entregan su vida en el anonimato por los grupos más vulnerables de nuestra sociedad.
Elpadre Luis Rosario ha dejado los cimientos firmes de una gran labor, que debe continuar.