Inmortal

David Ortiz es formalmente un inmortal del béisbol de las Grandes Ligas. Su placa conmemorativa cuelga ya en las paredes del Salón de Fama de Cooperstown, New York, donde se ha unido a sus compatriotas Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero como los dominicanos que engalanan el más respetado recinto de la pelota global.

El logro del “Big Papi” es merecido por diversas razones, la principal de ellas por su capacidad para batear cuando las millas contaban, no como otros, que acumulan cifras impresionantes, pero llenas de dudas a la hora de la verdad.

La otra fundamental es su don de gente. Nadie dudó que David fuera a ser exaltado a Cooperstown, nadie, la discusión más bien se centró en si lo haría como lo hizo, en la primera vuelta.

Y esa seguridad la daba la certeza de que además de reconocer los logros de un gran ser humano, a nuestro pelotero se le ha premiado por lo que representó y representa para el béisbol fuera de los estadios. Muy pocos atletas pueden salir ilesos en su imagen de un incidente como el que tuvo David, pero David no es como cualquiera, David es un inmortal.  ¡Felicidades!

Diario Libre

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