Cámara de Cuentas
Si aspiramos a un país más justo la primera intachable debe ser la Cámara de Cuentas
En este punto, la continuidad de los miembros de la Cámara de Cuentas debe replantearse seriamente. Un organismo con sus funciones y la trascendencia de su papel en el correcto funcionamiento de las instituciones del Estado no puede vivir en continuo cuestionamiento.
La opacidad de algunas de sus decisiones, los continuos desencuentros entre sus miembros y, digámoslo de manera popular, los chismes que la envuelven periódicamente han dañado su reputación.
La elección de sus miembros deberá ser también replanteada. No puede dejarse a la negociación política entre diferentes partidos o estamentos para mantener cuotas de poder y vigilancia en su conformación.
Si hablamos de institucionalidad, si aspiramos a un país más justo, a unas normas de control y fiscalización de funcionarios e instituciones, la primera intachable debe ser la Cámara de Cuentas.
Lamentablemente no es la historia de la institución y la actual situación amerita medidas decisivas. Es lo que le conviene al país.