Campañas de excrementos
Pasada la fiebre de desacreditar encuestas y, al mismo tiempo, fabricar otras a su conveniencia, los asesores políticos se concentran ahora en la fase de descalificación de los candidatos.
Es un viejo libro que todos conocemos pero que parece que da resultado pues se sigue utilizando como lectura de cabecera de los candidatos.
Lamentablemente, todo el que se dedica a la política como carrera, salvo honrosas excepciones, tiene techo de cristal y, por tanto, no debiera lanzar piedras hacia arriba.
Es posible que descalificar personalmente a un candidato consiga algunos votos, pero muy pocas veces una campaña basada en lanzar heces fecales a pocos días de los comicios pueda alterar un resultado electoral que se ha ido construyendo en largos meses de laborantismo.
Otra resultado sería posible si la campaña de destrucción hubiese tenido tiempo de ser analizada y ponderada por los votantes.
Lo único que logran esas campañas es consolidar el voto del candidato atacado y, en sentido general, revertirse contra el que las lanza.