Cómo evaluar un paro

Hay diversas maneras de evaluar un paro: si logra sus objetivos programados, es la forma más efectiva.

Pero si la gente se quedó en sus casas por miedo, o porque los organizadores disparaban desde las calles, como muestran las fotografías, o porque una entidad tan combativa como la Universidad Autónoma de Santo Domingo siguió dando clases (como debe ser) a pesar de tumultos en su campus, es una demostración de su fracaso rotundo.

Nadie ganó si los comercios cerraron por miedo. Al contrario, los “tígueres”, como les dicen en los barrios y pueblos a los encapuchados que arman el desorden, solamente lograron más repudio del que no pudo ganarse su comida hoy.

A los gobiernos se los presiona con métodos más imaginativos y efectivos. Tirar basura y quemar gomas no es ya un método del siglo XXI y ni siquiera crea las “condiciones objetivas” para un avance de los propósitos revolucionarios. Por el contrario, desacredita la lucha democrática.

El paro fue un fracaso. No se podía esperar otra cosa. Por eso, la izquierda rancia nunca llegará al poder. De ahí su frustración y su persistencia en el error.

Diario Libre