En manos de los radicales

El país ha caído en manos de una minoría radical y su falta de racionalidad nos está condenando a paros insensatos, a brotes de violencia que obstaculizan el normal desarrollo de las actividades y que provocan pérdidas cuantiosas.

Lo peor, sin embargo, es la destrucción del diálogo como mecanismo constructivo para el logro de soluciones apropiadas a los problemas de las instituciones y de las comunidades.

No acaba de pasar el huracán Irma cuando una comunidad alrededor de una importante zona turística, cierra el paso en una carretera quejándose del mal servicio de electricidad, y ayer, en el primer día de actividades luego del meteoro, un grupo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo protesta porque no han abierto el comedor universitario, donde probablemente comen sin ser estudiantes.

¿Ninguno de esos protestantes podía agotar el recurso del diálogo antes de provocar los desórdenes?

El país no puede vivir en manos de radicales, muchos de ellos vagos profesionales que viven del desorden y que en nada contribuyen al avance de la nación.

Diario Libre