Luz y taquígrafos

La creación del Intrant vino a reorganizar el transporte público, cuya “gestión” se dispersaba en al menos doce instituciones. Que se sepa, ninguna de ellas ha desaparecido.

Nadie duda de la necesidad de un superorganismo que resuelva el caos en el que nos tratamos de mover por la ciudad. Pero es necesario poner mucha atención al tema de la creación de compañías de autobuses a partir de las actuales empresas que dirigen los “sindicalistas” tradicionales.

Su posición claramente irregular de fuerza y control de rutas ha sido no solo tolerada, sino impulsada por los tres partidos que han llegado al poder. La compra de flotillas, las exenciones, los combustibles... todo ha estado organizado para permitirles operar un servicio pésimo, caro y peligroso.

Hoy se plantea otro esquema. Ambicioso, necesario. Pero las negociaciones con los empresarios del transporte deben hacerse, como se decía antes, con luz y taquígrafos.

La sociedad tienen derecho a saber al detalle qué se está negociando con los transportistas y quién y cómo lo va a pagar.

Diario Libre