Problemas de diseño

En un sistema democrático, el gran problema a resolver es el del diseño institucional, es decir, cómo lograr “que el poder detenga al poder”, en la célebre frase de Montesquieu.

Para ello, se diseñaron diversos sistemas de “frenos y contrapesos” que tienen sus ventajas y desventajas.

En una democracia como la nuestra, el diseño se basa de las mayorías y, en ese caso, una mayoría puede controlar todos los estamentos del poder, que es lo que ocurre ahora. En el caso de un sistema parlamentario, si el gobierno pierde la mayoría o la confianza, el sistema obliga a elecciones anticipadas, o a la formación de coaliciones casi siempre frágiles. En uno, la mayoría controla y es estable; en el otro, el país está sometido a elecciones cada cierto tiempo, con el desgaste que conllevan.

Gracias a nuestro diseño constitucional, la oposición está representada en el Consejo Nacional de la Magistratura. Su representación refleja el resultado de las urnas. Eso quizás no es lo deseable, pero es lo democrático, tal como fue concebido el sistema. Así votó la gente. No hay diseño perfecto, lo inteligente es saber jugar con el que se tiene.

Diario Libre