Un sistema de consecuencias

Los dominicanos comenzamos a darnos cuenta ahora de lo pernicioso que ha sido para la tranquilidad y el progreso ciudadanos, la permisividad y la falta de sanción por la violación a las leyes.

Cada vez que se presentaba una violación a las leyes, la primera intención del dominicano era pedir que se le “diera un chance” al infractor alegándose cualquier argumento, desde que era un “padre de familia” hasta el “por qué a él y no a los otros”.

Cuando se aplicaba la ley, el escándalo era de tal magnitud que no pocas personas perdieron sus empleos y hasta fueron a dar con sus huesos a la cárcel por cumplir con su deber.

El resultado ha sido que ya nadie se mete con nada. Los policías ven las violaciones y no pierden su tiempo con esas “pequeñeces” y, de paso, la vida se ha vuelto un tormento.

La no existencia de un sistema de consecuencias aunque las leyes estén ahí, ahora nos está pesando. El auge de la delincuencia, de la descortesía ciudadana, del “me da la gana” y de la inseguridad jurídica, están atrapando a esta sociedad y enviándola al atraso.

Diario Libre