Venezuela sin rumbo

Nicolás Maduro ya dirige un régimen dictatorial consumado. Con la disolución del Parlamento salido de las urnas de mayoría opositora, culmina la usurpación de la voluntad popular. Es un golpe de estado de libro.

Si su gobierno salió de unas elecciones, también lo hizo el Parlamento que se opone a una decadencia imparable y a la destrucción del tejido económico, productivo y social de su país.

La comunidad internacional tiene la obligación moral de acudir unánime en defensa del pueblo venezolano, no de su gobierno fracasado y autoritario. Ni bajo el concepto más tibio de lo que se puede mal entender como “diplomacia”, puede nuestro país quedarse al margen de este hecho insólito.

El chavismo es hoy una dictadura en toda regla dirigida por Nicolás Maduro. Una Venezuela arruinada, violenta, que cuenta las víctimas cada jornada y merece no solo la solidaridad y la simpatía, sino medidas concretas y contundentes que hagan a los venezolanos recuperar la fe en que existe una salida y saber que no están solos. Y que esa salida es más democracia, no más chavismo.

Diario Libre