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El caos en Herrera Motores y yipetas

Es preocupante e incómodo para el ciudadano el hecho de tener que tirarse a la calle a cualquier hora del día cuando circula por alguna de las vías públicas de la localidad de Herrera, exponiéndose a ser atropellado por los motoristas haciendo malabares, choferes que no le dan chance a nadie y algunos que confunden las aceras con parqueos privados o áreas de diversión, vulnerándole al peatón su derecho fundamental de libre tránsito consignado en el artículo 46 de la Constitución. Las aceras son un medio de tránsito “seguro”, pero se han vuelto intransitables, casi inexistentes, en la parte Oeste del Gran Santo Domingo: Herrera.

Para los moradores no es secreto que la causa es la proliferación de comercios, la construcción de apartamentos, casas y plazas. Asimismo, que el Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste no está cumpliendo su rol que según la Ley 176-07, en su art. 19 (literales a y b), le corresponde de ordenar los espacios públicos haciendo respetar las aceras y, por supuesto, el presupuesto asignado al ASDO anualmente --del bolsillo del ciudadano-- debe implementarse para mejorar acciones como ésta.

Estamos ¡hartos! de caminar con pasos hacia adelante y la mirada hacia atrás, con tal de que un vehículo no nos “batee”. Solicitamos poner correctivo a este problema.

Gabriela Mesa Rivera

No es desde el punto de vista sociológico que debe enfocarse el afán de andar “montado”, que se expresa con la frase de que: “el peatón no es gente”, sino desde el punto de vista de la política, porque ha sido el populismo de Estado el que, en busca de ganar votos, por no afectar los intereses del “padre de familia”, ha permitido que el transporte colectivo no se haya desarrollado, por eso Balaguer regaló carros de concho, el PRD regaló carros de concho, y el PLD ha hecho lo mismo, y todos han convertido el “motoconcho” en un medio de vida, cuando jamás debió permitirse porque es una calamidad pública y desperdicio de recursos, al igual que es que es lo que se gasta en carros privados. De manera que todo el problema proviene de vivir en un ordenamiento jurídico que favorece lo que conviene ahora y no a largo plazo.

Ramón Reyes

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