2018: ¿El año de las exportaciones?

«Todo este esfuerzo ya está dando sus frutos, pero va a continuar y a multiplicarse exponencialmente en 2018, que deseamos sea el año en el que definitivamente despeguen nuestras exportaciones. Y no solo para los grandes productores, sino también para los medianos y los pequeños. Todos ellos tienen el potencial para salir y conquistar estos mercados. Sobre todo si trabajamos todos juntos. Como primera herramienta para lograrlo, reactivaremos muy pronto la Mesa de las Exportaciones, tal como hicimos con el Consejo de Competitividad. [...] para dar a la exportación un impulso sin precedentes en este año 2018». Discurso de Rendición de Cuentas del presidente Medina, febrero 27, 2018

Cada año llega con su designación, como una forma de comprometer los esfuerzos y realizar avances significativos en áreas que son desafíos para la gestión pública y para la economía privada. Así, el año 2017 fue designado como el año del desarrollo agroforestal sin que hoy se tengan evidencias de los grandes avances que se hayan hecho en ese sector. Y el 2018 llegó como el año del fomento de las exportaciones, según quedó establecido en el decreto 437-17, con la esperanza de que fuera “el año en el que definitivamente despeguen nuestras exportaciones”. Pues bien, el 2018 está llegando a sus últimos días y ya podemos pasar un balance preliminar del desempeño de las exportaciones, fundamentado en las cifras oficiales al corte de septiembre.

En el año del fomento de las exportaciones, una primera observación que podría hacerse de las cifras es que nuestro país sigue siendo principalmente un exportador de materias primas, a pesar de que hace más de cinco décadas que se formalizó el modelo de industrialización. Casi la mitad de las exportaciones nacionales pueden ser clasificadas como materias primas. Alrededor de un 30% de las exportaciones nacionales se debe a las exportaciones de oro no monetario (este porcentaje puede subir un poco más si no consideramos dentro de las exportaciones nacionales a las exportaciones de combustibles para aeronaves en los distintos puertos del país). En conjunto, las exportaciones de minerales representan más del 35% de las exportaciones nacionales.

Las exportaciones agropecuarias apenas representan un 12% de las exportaciones nacionales, una ligera mejoría con relación al 2017. Los guineos y el cacao en grano representan dos tercios de dichas exportaciones. En particular, el cacao en grano tuvo un desempeño notorio, al alcanzar exportaciones por valor de 76.5 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, para un incremento del 67.4% con relación al mismo período (enero-septiembre) del 2017.

En cuanto a las exportaciones industriales, el azúcar crudo y sus derivados continúan – aunque en una proporción mucho menor de lo que fuera la industria azucarera en gran parte del siglo XX - representando la mayor proporción. Sin embargo, es importante aclarar que tanto en las exportaciones agropecuarias como en las industriales se registran dos partidas que son muy importantes y que no tienen una definición. En el caso de las exportaciones agropecuarias, la segunda partida más importante es “Otros agropecuarios” con un 26% del total; y en el caso de las exportaciones industriales es aún más llamativo que el 56% de estas están registradas en una partida denominada “Otros industriales”. Un mayor desglose se hace necesario para tener una mejor idea de la estructura exportadora del país.

Por el lado de las zonas francas, sus exportaciones representan más del 50% de las exportaciones totales, al acumular a septiembre un total de 4,528 millones de dólares, de los cuales apenas un 3.5% correspondió a productos agropecuarios y el resto a productos industriales. De nuevo, dentro de esos productos agropecuarios se destacan las exportaciones de cacao en grano, que sumadas a sus exportaciones fuera de las zonas francas superarán los 200 millones de dólares al concluir el presente año. Dentro de los productos industriales que son exportados a través de las zonas francas, los equipos médicos tienen la mayor participación con más del 20%, seguidos por los productos eléctricos (19.7%), confecciones textiles (17.5%) y tabaco manufacturado (14.4%); o sea, una composición similar a la de años anteriores.

En general, se estima que las exportaciones totales crezcan aproximadamente un 10%, una cifra que es superior al promedio de los últimos cinco años, pero que no puede ser considerada como una cifra que se corresponda con las expectativas de que el 2018 sería el año del despegue definitivo de nuestras exportaciones. De hecho, en años recientes la economía dominicana ha tenido un mejor desempeño exportador, como ocurrió en el 2011 cuando las exportaciones crecieron alrededor del 22%.

A través del Consejo Nacional de Competitividad el gobierno ha ido haciendo avances en la remoción de los obstáculos administrativos que hacen más difícil el proceso exportador, pero el impacto marginal que esto tiene en la redefinición del nivel y de la estructura exportadora es muy limitado. El escaso desarrollo del sector exportador es resultado, básicamente, de la política de industrialización seguida por el país en los últimos cincuenta años y que constituye un factor crucial del modelo económico. En su primer discurso como Presidente, el Lic. Medina reconoció la necesidad de implementar un cambio de modelo que permitiera alcanzar niveles superiores de desarrollo. Luego de ese discurso han pasado más de seis años y el modelo económico sigue intacto; por eso, no debe sorprender que aun en el año de su fomento las exportaciones continúen atrapadas en una red de trabas administrativas y malas políticas públicas.

Pedro Silverio Alvarez