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¡La unidad, la unidad! ¿Qué unidad?

Unidad táctica electoral es la que hacen los partidos y organizaciones para alcanzar objetivos electorales en una coyuntura y proceso electoral concreto

 

1.- La unidad estratégica, se suele definir, como aquella que se produce entre partidos u organizaciones que tienen claras coincidencias político ideológicas, comunes adversarios políticos y sociales y, sobre todo, busca alcanzar los mismos fines. Por lo regular ésta se construye para la búsqueda del poder político, aunque también se verifica en torno a procesos de construcción partidaria. 

2.- Corrientes políticas con vocación estratégica. En el país se pueden identificar dos grandes corrientes políticas con vocación estratégica: la conservadora y la alternativa, registrándose a su interior una variada diversidad de expresiones y matices.

3.- La unidad táctica, por su parte, se produce entre partidos u organizaciones que sin necesariamente tener identidad político ideológica, en una coyuntura determinada se unen para alcanzar objetivos políticos muy concretos. La unidad que se da en los procesos electorales, por lo regular, es de tipo táctico. 

4.- Período de transformaciones. Una regla de oro que siempre sirve de guía para impulsar la unidad estratégica entre las fuerzas alternativas es cuando los niveles de contradicción económica, social y política (condiciones objetivas) y el nivel de conciencia de las fuerzas sociales alternativas (condiciones subjetivas) están maduras para ganar el gobierno y hacer transformaciones y reformas de gran calado. Cuando esta conjunción de condiciones se presenta, lo correcto es poner en primer plano la unidad estratégica. 

5.- Período de acumulación de fuerzas. De igual modo, en un momento en que el nivel de contradicción y de conciencia social en una sociedad lo que permiten es tan solo la acumulación de fuerzas sociales y factores políticos en favor de la propuesta alternativa, lo que se impone es la unidad táctica con los sectores políticos y sociales que coincidan en objetivos posibles de alcanzar para avanzar hacia estadios y propósitos políticos de mayor envergadura. En este contexto, la unidad táctica puede darse, salvo circunstancias muy particulares, con todos los sectores políticos y sociales que hagan avanzar la propuesta alternativa. 

6.- Los objetivos políticos a alcanzar. Es decir, lo que finalmente determina el tipo de unidad a impulsar en un momento concreto, en una sociedad concreta, no es tanto la naturaleza de las fuerzas políticas participantes, sino el alcance de los objetivos políticos que la coyuntura concreta viabiliza plantearse como posibles de alcanzar.

7.- Unidad táctica electoral es la que hacen los partidos y organizaciones para alcanzar objetivos electorales en una coyuntura y proceso electoral concreto. Esta puede ser cerrada, si establece que solo pueden participar partidos y movimientos que coincidan política o ideológicamente; o es abierta, si no se exige la identidad político ideológica entre los participantes. También puede ser total, si la unidad comprende todos los niveles de elección y todos los territorios; o puede ser puntual, si solo abarca una parte de los niveles de elección y/o se limita a una parte de las provincias y/o municipios y/o distritos municipales.  

8.- Conservar identidad propia. Es cierto que en la unidad táctica electoral los partidos participantes deben ceder una parte de si en favor de los objetivos comunes que se persiguen. Pero fuera de los aspectos pactados, en todos los demás, los partidos participantes conservan su total independencia y libertad política y deben evitar desnaturalizarse o perder su identidad propia como propuesta alternativa. De igual modo, la unidad táctica electoral solo permanece hasta la conclusión del proceso electoral a menos que las partes voluntariamente decidan prolongarla, lo que plantea nuevas concertaciones. 

9.- Métodos y principios. En los procesos de unidad táctica electoral no es suficiente tener coincidencias en el o los objetivos políticos a alcanzar. Además, es crucial para avanzar hacia ellos, que haya acuerdos específicos sobre los métodos y principios políticos a que se sujetan las fuerzas políticas participantes. Me refiero a unos mínimos imprescindibles que sobre este particular deben integrarse en lo pactado, como por ejemplo, el compromiso de respetar los acuerdos; transparencia en el desarrollo de las relaciones políticas; eliminar toda forma de intriga y de apandillamiento al interior de la unidad electoral; compromiso de desarrollar las acciones políticas por métodos pacíficos, participativos y democráticos; origen lícito de los recursos. 

10.- Un camino propio. Como es sabido, el sistema político en el país está dominado por la corrupción, el asistencialismo y el clientelismo. Por esta razón las fuerzas alternativas que participen en una unidad táctica de tipo electoral están obligadas a identificar un camino propio de acumulación de fuerzas que las diferencie de las prácticas presentes principalmente en los partidos conservadores.  De igual modo, las fuerzas alternativas están en la obligación de hacer su tarea y poner su empeño para atraer todo lo democrático, progresista y de izquierda que hay en la sociedad. 

11.- Unidad de acción electoral. En las condiciones concretas de las fuerzas políticas alternativas de la RD, el impulso de la unidad de acción electoral puede ser una vía para construir condiciones de confianza unitaria, para avanzar hacia la participación del movimiento social y ciudadano en el proceso de cristalización de la unidad táctica electoral, de cara a las próximas elecciones.  Se trata de conformar coaliciones en los territorios y en sectores sociales con el objetivo de definir junto a los pobladores el programa de demandas y necesidades del territorio o del sector social de que se trate; propiciar mecanismos asamblearios en los que la ciudadanía de los territorios pueda participar directamente, pudiendo incluso postular candidaturas a los ayuntamientos y el congreso, surgidas de los territorios mismos.

12.- Construir la narrativa de lo alternativo. La unidad de acción electoral permitirá ir construyendo y definiendo desde abajo, y con la participación de la ciudadanía, el contenido específico de lo alternativo en lo económico, social, político y ambiental, en un proceso de reflexión colectiva, participación de la gente, acción política e impugnación del modelo de dominación existente. La construcción de la narrativa alternativa, desde la ciudadanía misma, asumiendo sus demandas y aspiraciones, le dará a la propuesta alternativa identidad propia, fuerza de masas y mucha claridad de los objetivos políticos a alcanzar en la coyuntura en desarrollo. La unidad, al fin y al cabo, no es la “política alternativa”, sino el medio de hacerla posible.

TEMAS -

Guillermo Moreno es abogado y político. Presidente de Alianza País.