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El tránsito: dejadez y dejación

“Los funcionarios se han acostumbrado a que, si no es el presidente de la República quien actúa para cambiar algo que anda mal, ellos no se inmutan"

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El tránsito: dejadez y dejación

El maestro Vitriólico y su discípulo Abimbaíto dialogan luego de la lamentable y cruenta volcadura ocurrida en el área turística del país.

-Maestro, -dice Abimbaíto-. ¿Qué diablos está sucediendo en las carreteras y ciudades, en las que transitar es un peligro? ¿No hay quienes eduquen e impongan el respeto a las normas?

-Está ocurriendo una flagrante dejadez y dejación de funciones -le responde Vitriólico-. Los funcionarios han pasado de la negligencia en hacer las cosas al abandono de responsabilidades, a la renuncia a asumir sus roles. De extenderse esa anomalía a otras áreas la existencia del Estado no se justificaría.

-Maestro, ¿cómo hemos llegado a una situación tan calamitosa?

-Forma parte de un largo proceso que incluye a gobiernos sucesivos.

-Si tantos gobiernos han hecho lo mismo, razones habrán tenido, ¿no es verdad?

-Las razones están contenidas en el denso libro, no editado, pero muy consultado, que enseña a acometer solo lo que gana votos o evita que se pierdan; lo que incluye no enfrentar a grupos con poder de movilizar la calle, paralizar actividades, crear escándalo mediático. Es una de las característica de las débiles democracias latinoamericanas, bañadas en las aguas turbias del populismo paralizante y empobrecedor.

-Se supone que a los cargos públicos se va a resolver, en procura del bien común.

-Los funcionarios interpretan a su manera el contenido del libro. Temen actuar y despertar reacciones de grupos organizados. Prefieren seguir la rutina e incumplir, en consecuencia, sus responsabilidades fundamentales. Los intereses, Abimbaíto, los intereses mandan.

-Entonces, ante el riesgo creciente, ¿debemos quedarnos de brazos cruzados? ¿Hacer dejación de nuestras responsabilidades personales?

-Los ciudadanos deben exigir que se corrijan los entuertos. Los funcionarios se han acostumbrado a que, si no es el presidente de la República quien actúa para cambiar algo que anda mal, ellos no se inmutan ni hacen nada para mejorar las cosas puestas bajo su responsabilidad. Se acomodan a la inercia. No ejercen sus funciones; ocupan cargos, que es diferente. Al presidente no puede dejársele que resuelva los detalles, sino que trace los grandes lineamientos. Es clamorosa la falta de capacidad de ejecución.

-El asunto es complicado, filósofo Vitriólico. Los grupos organizados que promueven el caos pretenden acallar al director del Intrant, Huguito Beras, por tratar de corregir lo que anda mal. Mientras tanto, los funcionarios estériles en realizaciones se mantienen agazapados, en resguardo, para no pifiar y preservar sus puestos. ¿Es más conveniente no hacer nada que intentar actuar? ¿Adónde cae el premio o el castigo? ¿Eh?

-Mi alumno, ese joven, Huguito Beras, puede equivocarse, pero tiene magníficas ideas, vocación de servir y entusiasmo por solucionar. Estoy seguro de que haría mucho más si las instituciones que debieran complementar sus esfuerzos hicieran lo propio. El gobierno se engalana con tenerlo y apoyarlo en sus ejecutorias. Ojalá acelere en sus decisiones. El atraso que llevamos es muy antiguo y pesado.

-Filósofo, atrévase y mójese. En concreto, diga qué hay que hacer para mejorar la seguridad y fluidez del tránsito.

-Todo se ha estudiado. Lo que hace falta es estar dispuesto a jugarse el puesto en cumplimiento de sus responsabilidades. No sé cómo muchos asumen cargos públicos en medio de un vacío existencial. El olor a efluvios de poder no basta para compensar la insipidez de no hacer nada de valor para la sociedad.

-Pues yo, Abimbaíto, con palabras menos finas que las suyas, digo: hay que realizar campañas masivas, contundentes y continuas de educación vial; otorgar licencias solo a quienes aprendan a conducir bien y quitárselas a quienes no están aptos; comprobar a golpe de braguetas que los agentes controlan el tránsito y evitan accidentes en vez de estar al acecho para sorprender a escondidas a conductores desprevenidos; asegurar el estricto cumplimiento de las señales de los semáforos, de dirección vial y de parqueo; poner en cintura a los motoristas.

-¿Algo más, Abimbaíto?

-Obligar a los vehículos pesados a circular por su derecha y a baja velocidad. El carril de la izquierda solo debe usarse para adelantar; restringir la circulación de los vehículos de carga a horas de la noche; impedir la circulación de vehículos en mal estado; dejarse de planes piloto y ordenar el tránsito de manera total, no parcial; poner en vigencia plena los cambios de sentido de circulación en calles; disponer de leyes contundentes y de castigos ejemplares a quienes incumplan; imponer la autoridad con decencia, pero sin que tiemble el pulso. Actuar, ¡carajo!, actuar!



TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.