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La Feria del Libro de Historia

Con la apertura de esta feria se consolida una agenda que pone la cultura en el centro de las actividades

El Archivo General de la Nación acaba de inaugurar la Novena Feria del libro de Historia que estará abierta al público del 24 al 28 de octubre. Esta actividad cultural es motivo de sobrado regocijo.

Primero, porque vuelve a reunir, en forma presencial, en físico, de tú a tú, a la comunidad interesada en la lectura y estudio de materiales impresos relacionados con la historia y deja atrás el aislamiento perturbador a que se vio sometida la población por la pandemia. ¡Qué alegría ver a nuestra gente, estudiantes, jóvenes, adultos, hurgando en busca de libros ofrecidos a precios asequibles que les permitan saciar su curiosidad y ampliar sus conocimientos! Esta feria, celebrada en estas condiciones, es un hermoso canto a la vida.

Segundo, porque cuenta con la entusiasta participación de un nutrido grupo de librerías, casas editoriales y autores, que aportan el contenido y los materiales que dan vida a esta actividad y coronan el notable esfuerzo de convocatoria y organización que la sostiene. 

Tercero, porque se ponen en circulación 11 nuevos títulos, llevando así a 18 el número de libros editados en 2022 a través de un esfuerzo sistemático y robusto digno de encomio. Este es un cauce generoso a la manifestación del talento escrito de nuestros recursos humanos y al desarrollo de la investigación en esta materia. Y constituye una valiosa veta en espera de un mecenas que asegure su continuidad por mucho tiempo.

Y cuarto, porque se reconoce a doce investigadores que han dedicado sus esfuerzos y desvelos a sacar a la luz la historia de sus comunidades. Enhorabuena a Rafael Hernández (La Vega), Werner Darío Feliz (Barahona), Oscar López Reyes (Barahona), Edwin Espinal (Santiago), Emelda Ramos (Salcedo), Rafael Darío Herrera (Mao), Carlos Julio Féliz (Pedernales), Juan Ventura (Puerto Plata), Marcos Soto (Ocoa), Rafael Leónidas Pérez (Duvergé), Fermín Álvarez (San Pedro de Macorís) y Luis E. Baldrich (Samaná), a quienes se les rinde merecido homenaje. 

Me permito resaltar el acierto en poner el foco sobre la historia de nuestros pueblos y regiones. A estas investigaciones, documentaciones y narraciones solo se les había prestado atención en el marco geográfico a que se refieren. Han quedado allí encapsuladas, restringidas en un ámbito reducido. Y, sin embargo, la suma de todas ellas conforma la historia de nuestra nación. 

Hace poco un investigador cibaeño de estos asuntos me expresó su asombro de que en mi pueblo de Moca no hubiera cronistas de su historia. Sorprendido e intrigado por la pregunta le respondí, con un dejo de orgullo, que sí los había. Entendía que sus nombres y obras eran de conocimiento nacional. Confieso que estaba equivocado. En la mayoría de los casos estas publicaciones están agotadas desde hace tiempo, limitadas al contorno local y no son recogidas a escala nacional. Por tanto, no se conocen en la medida de lo deseable.

Para satisfacer la curiosidad del investigador que me hizo la pregunta cito ahora a Luis Quezada, uno de los distinguidos intelectuales de la provincia Espaillat, quien identifica a más de una docena de cronistas de la historia del pueblo de Moca. Los nombra: Elías Jiménez, Julio Jaime Julia, Artagnán Pérez Méndez, José Abigaíl Cruz Infante, Rubén Lulo Gitte, Adriano Miguel Tejada, José Rafael Lantigua, José Rafael Vargas, Pablo Michel, Fernando de Lara Viñas, Mariano García, Juan Arístides Taveras Guzmán, Ayanes Pérez y hasta quien escribe este artículo. 

Hay un vacío que merece ser llenado. De ahí que me atreva a sugerir que los reputados y consagrados especialistas del Archivo General de la Nación hagan provecho de esta afortunada ocasión en que la Feria se le dedica a las crónicas de los pueblos para estudiar la viabilidad de abrir el registro y recopilación sistemática de estos documentos locales y regionales, catalogados de esa manera. Y plantearse la posibilidad de reimprimirlos y digitalizarlos. Creo que sería un gran paso de avance y facilitaría el conocimiento de nuestras realidades.

Con la apertura de esta Feria se consolida una agenda que pone la cultura en el centro de las actividades. Nada es más vital y revitalizante que estas expresiones que reflejan el grado de avance de los pueblos. Si nos limitáramos a lo vital para la existencia, no habría cabida a la aspiración de refinamiento y elevación en los patrones de conducta de la humanidad. 

La actividad cultural requiere y merece el respaldo de las autoridades y de la estructura económica organizada. Es la única manera de garantizar el desarrollo humano y de aspirar a patrones refinados de convivencia.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.