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RD y EE.UU.: No perdamos nuestros objetivos

La relación entre Abinader y EE.UU. viene de lejos

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RD y EE.UU.: No perdamos nuestros objetivos

Un coronel del ejército de los Estados Unidos, que participaba en un programa de negociación en el Instituto de Servicio Exterior del Departamento de Estado, impartido por un grupo de colegas con el profesor Roger Fisher a la cabeza, cuestionó seriamente la utilidad de ver un conflicto desde el punto de vista del adversario. Señaló que comprender cómo ve este las cosas podrían llevarnos a cuestionar los méritos de lo que estábamos haciendo o lo que nos proponíamos hacer. “Cuando mejor comprendamos sus preocupaciones e ideas – dijo – mayor es la probabilidad de que perdamos la convicción en lo justo de nuestra causa” … “¿Por qué molestarnos en comprenderlos si lo que queremos es derrotarlos?”.

La respuesta de Fisher no se hizo esperar: “Sí. Queremos entender cómo ven las cosas los gobiernos y otros actores internacionales porque ahí se encuentran a la vez tanto el problema como cualquier posible solución. Si ellos y nosotros viéramos todo del mismo modo, no habría diferencias, conflictos ni guerras. No habría necesidad de acuerdos internacionales… Entender no es acordar, es más bien una fotografía de lo que está en la mente de esas personas. Esa foto es un mapa de carreteras de un territorio sobre el cual podemos tomar muchas acciones, entre ellas persuadir y hacerles cambiar de opinión.”

Y con base en este conocimiento es como definimos los objetivos en todo proceso de negociación, comunicación e influencia estratégica en las relaciones internacionales.

La relación del gobierno del presidente Luis Abinader con la Embajada de los EE. UU. viene desde muy atrás. Supo tejer con inteligencia y paciencia los vínculos con el gobierno norteamericano. El canciller Roberto Álvarez conoce la complejidad de las relaciones internacionales. Por ello me extrañó la solicitud de retractación o “retiro de los términos” … “a la mayor brevedad posible” que hiciera la Cancillería dominicana a la Embajada de los EE.UU. Porque repito, los objetivos no se encuentran, se formulan, se definen.

Abordar un conflicto con cierta eficiencia y capacidad de influencia es clave y para esto es inteligente reencuadrarlo con una serie criterios útiles, tales como: ¿Están bajo mi control los recursos necesarios?, ¿A quién debo persuadir para alcanzar mi objetivo?, ¿Es posible que se logre persuadir a esta gente?

La respuesta firme del gobierno dominicano procedía. Eso no está en discusión. Ahora bien, la firmeza no está en el exceso, sino en la sustancia; en la definición de objetivos que podamos alcanzar por nosotros mismos y en las acciones concretas que debemos realizar para satisfacer los intereses nacionales y alcanzar esos objetivos.

Nuestra Cancillería, manteniéndose firme en los intereses propios, debió definir su objetivo sobre la base de lo que podemos alcanzar por nosotros mismos, como la de seguir con su política migratoria sin la anuencia de la Embajada de los EE.UU. En cambio, definió su objetivo basándose en la posibilidad de que le Embajada de los EE.UU. se retracte en su solicitud o advertencia.

En otras palabras, la manera más segura de garantizar el éxito de una estrategia es definir un objetivo que podamos lograr por nuestra propia cuenta. A su vez, la manera más segura de asegurar un fracaso es definir un objetivo – como la solicitud de retractación – que la otra parte puede frustrar fácilmente.

La Cancillería no debía devolver la pelota en la cancha de la Embajada americana, pues nuestro país no puede alcanzar por sí mismo ese objetivo. Además, al hacerlo, está permitiendo que el tema mantenga vigencia por más tiempo de lo que al gobierno dominicano le pueda convenir. Requerirle a la Embajada americana que se retracte, me pareció ingenuo e innecesariamente riesgoso, además no ayuda a nuestro país a alcanzar ningún objetivo específico. Espero logren esa retractación, pero lo veo muy difícil.

¿Qué hará el Gobierno Dominicano si EE. UU no se retracta? ¿Llamara a su Embajadora en Washington como señal de protesta? ¿Va a declarar persona non grata al Encargado de Negocios de la Embajada de los EE.UU? ¿No hará nada?

Debo pensar que el canciller Álvarez fue sorprendido por su equipo de comunicación. Su buena formación me lo indica.

Nuestra historia republicana tiene ejemplos de lo que hoy reflexiono. El expresidente Joaquín Balaguer era un maestro en este sentido. Mantenía y consolidaba su relación con los EE.UU. mientras amable y firmemente desoía solicitudes que violentaban los intereses nacionales.

Nuestros objetivos ya los definió el presidente Abinader, no los perdamos de vista.

Requerirle a la Embajada americana que se retracte, me pareció ingenuo e innecesariamente riesgoso, además no ayuda a nuestro país a alcanzar ningún objetivo específico. Espero logren esa retractación, pero lo veo muy difícil.


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Nelson Espinal Báez Associate MIT - Harvard Public Disputes Program at Harvard Law School. Presidente Cambridge International Consulting.