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El buen uso de la palabra

Don Bruno Rosario Candelier mostró sus cualidades

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El buen uso de la palabra

La crónica dice: “Era viernes, 13 de enero de 2023. El parque Duarte de Moca, bien iluminado, mostraba su esplendor. Resguarda el tesoro monumental e histórico que es la antigua iglesia Nuestra Señora del Rosario. Allí, en 1805, sucedió el degüello cruel de la población de Moca cometido por hordas salvajes del ejército invasor haitiano, que dejó secuelas emocionales que todavía perduran. 

A un lado del parque Duarte, el palacio del Ayuntamiento de Moca lucía sus mejores galas. En ese emblemático lugar Don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, esperaba con semblante sereno la llegada de los invitados y de las personalidades que esa noche recibirían un reconocimiento por el buen uso de la palabra, oral y escrita. La sala Carlos María de Rojas estaba abarrotada de público. Las personas homenajeadas se colocaron en sitial de honor. Ellas fueron José Rafael Vargas, Eduardo García Michel, Gabriel Guzmán Marcelino, Carlos Salcedo, Kenia Mata Vega, Nelson Rodríguez, Gerardo Mercedes, Guarocuya Cabral y Olga Espaillat. Por su parte, José Rafael Lantigua, Giovanny Cruz Durán y Basilio Belliard presentaron sus excusas. 

Don Bruno Rosario Candelier dio inicio a la ceremonia y explicó que con este acto la Academia Dominicana de la Lengua iniciaba un ciclo. Actos similares serán realizados en las distintas comunidades del país para estimular a la ciudadanía a hacer buen uso del lenguaje. A continuación de sus palabras se escuchó la suite a Moca, letra y música de Eduardo García Michel, y arreglo musical de Luis Ovalles y de Víctor Taveras.”

—Yo, Octavio contemplé todo aquello ensimismado desde uno de los asientos del recinto. Y pensé, ¡qué buen trabajo hace la Academia encaminado a estimular a la gente a que se exprese mejor, logre hacerse entender con sencillez y claridad, organice sus pensamientos con base en la lógica! Me pregunté, ¿habrá en cada uno de nuestros pueblos material humano para extender estos galardones a cada uno de los rincones geográficos? Ojalá que sí, me dije. De inmediato me entró la duda. Razoné que la moda del chateo enmudece el lenguaje, lo traslada al mundo de la electrónica y de la inteligencia artificial, lo convierte en comunicación muda. Destierra el uso del libro. El ruido cotidiano quita lugar a la palabra sosegada y a la reflexión. Contra estas amenazas ¿podrá la Academia poner freno a las tendencias que reducen el grado de humanidad en los humanos? No lo sé, me dije, pero es estimulante que se haga el esfuerzo. Bien por la Academia, bien por Don Bruno. La labor que hacen es paradigmática y de profundo calado.

Dice la crónica periodística:

“Cada homenajeado agradeció el reconocimiento plasmado en un pergamino. José Rafael Vargas expuso los retos que la modernidad plantea al lenguaje; Gabriel Guzmán enfatizó la enseñanza que recibió desde su medio rural; Carlos Salcedo se refirió a sus incursiones en los estrados judiciales y en los medios de comunicación; Kenia Mata introdujo la perspectiva de la psicología en la expresión hablada; Nelson Rodríguez explicó el uso de la lengua como mecanismo de mejorar el entendimiento en los asuntos de salud colectiva; Gerardo Mercedes abordó la perspectiva del dramaturgo; Guarocuya Cabral la del experto en locución; y Olga Espaillat la visión desde la enseñanza. 

Eduardo García Michel fue abordado dentro de la misma sala donde se efectuó el acto. Dijo: —Miro esta distinción con una pizca de sobresalto. Me espanta la responsabilidad que implica, sobre todo en un momento en que el transcurrir de los años conspira para que se me olviden tantas cosas y en el que no tengo seguridad alguna de que podré sujetar y dominar las palabras que por su propia cuenta y libre albedrío suelen escaparse de mi yo. Acepto con gratitud, humildad, emoción, el reconocimiento y honor que me concede la Academia Dominicana de la Lengua. Procuraré hacerme cada día acreedor a merecerlo. Lo convertiré en un estímulo para sacar a flote el potencial que pudiera estar reservado en lo profundo de mi ser. En una oportunidad para superar mis limitaciones y utilizar el lenguaje con mayor mimo, consciente de que es indispensable para el desarrollo humano.

—Salí de aquel lugar tan concurrido lleno de emoción y de alegría, a pesar de que, a mí, Octavio, me abruma interactuar con tanta gente. Algo me dice que la Academia Dominicana de la Lengua ha iniciado un camino fructífero. En un país donde se pregonan tantas noticias malas resulta halagüeño que de vez en cuando se hable en plano constructivo, creativo.

Don Bruno Rosario Candelier dio inicio a la ceremonia y explicó que con este acto la Academia Dominicana de la Lengua iniciaba un ciclo. Actos similares serán realizados en las distintas comunidades del país para estimular a la ciudadanía a hacer buen uso del lenguaje.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.