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16 de agosto

Mañana se cumple un año más de la Restauración

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16 de agosto

Mañana, 16 de agosto, se cumple un aniversario más de la Restauración, es decir del momento en que se recuperó la soberanía, acción lograda gracias tanto al empeño y obstinación de nuestro pueblo por ser dueño de su propio destino como al cansancio, desgaste y pérdidas sufridas por la metrópoli, España. 

Lo que se conmemora es una fecha patria de elevada significación histórica. Un hito que necesita ser tenido muy presente en nuestra conciencia colectiva como recordatorio de la voluntad de este pueblo para regirse como nación organizada, con Estado propio, en pleno ejercicio de sus atributos consustanciales. 

Este país es muy peculiar, en muchos sentidos. 

En su acontecimiento más relevante, el del surgimiento como Estado, pasó por una secuencia tormentosa: independencia efímera en 1821, independencia propiamente dicha en 1844, y restauración de la soberanía en 1865. Tres episodios para consolidar la constitución del Estado bajo el nombre de República Dominicana, con bandera y escudo propios, símbolos de esa conquista. 

Y no resultó suficiente. Buenaventura Báez y Lilís trataron posteriormente de anexarla a los Estados Unidos, en el primer caso con la suerte de que el Senado de los Estados Unidos rechazó la anexión en 1872, gracias a la vehemencia del Senador Charles Sumner, quien se opuso y organizó la disidencia. 

En cada uno de esos momentos hubo que luchar contra fuerzas internas carentes de fe en nuestras posibilidades de sobrevivencia.  

Es como si tuviésemos dentro de nuestro territorio y población un caballo de Troya que desde adentro intenta cortar los hilos de nuestro destino y se brinda a los extraños en acto de complicidad, sumisión, acatamiento y obediencia a cambio de ventajas personales. 

En el pasado la amenaza era de origen externo: Haití, España, Estados Unidos. Esos países, en su afán por imponernos su dominio contaron con el apoyo de grupos internos que nunca creyeron en la viabilidad de nuestro Estado. Por fortuna, se toparon con dominicanos imbuidos de fibra irreductible que abortaron esos intentos.

En el presente la amenaza es más sutil, silenciosa, pero dispone de potencial de materialización si se da por sentado la indolencia y pasividad con que algunos segmentos dirigenciales manejan los asuntos sensitivos de la política.

Y no solo son esos segmentos dirigenciales quienes cierran los ojos y no actúan para conjurar la amenaza en la medida de lo necesario, sino que el tinglado económico favorece la situación creada.

Los sectores económicos se benefician de la contratación de indocumentados a quienes no tienen que registrar, ni cubrir cotizaciones a la seguridad social ni beneficiar con las prestaciones por cesantía que, en cambio, se aplican a los dominicanos. 

En el mercado laboral existe un sesgo en contra la contratación de dominicanos y a favor de la contratación de indocumentados.  Es una de las razones por la que los indocumentados desplazan de su trabajos a los dominicanos. 

La presencia masiva y creciente de inmigrantes irregulares haitianos en el país, constituye un fuerte desafío. No solo porque no ha sido autorizada, sino porque da lugar a la sustitución paulatina de la población autóctona por inmigrantes haitianos.

Mientras los dominicanos son desplazados de sus trabajos y emigran en busca de oportunidades que no encuentran en su país, los haitianos indocumentados ocupan su lugar, se reproducen, copan los espacios geográficos y de empleo, y poco a poco van constituyendo una subcultura y amasando números que podrían convertirlos en mayoría y en ser decisivos en los torneos electorales y, al final, en la conducción del Estado.   

Si los sectores económicos requieren contratar mano de obra extranjera debe hacerse mediante la concesión de permisos temporales de trabajo, cumpliendo con las normas migratorias, fiscales y laborales. 

No es lo que ocurre. Por eso y algunas cosas más el dominicano no encuentra trabajo y emigra. Entre esas cosas más están los subsidios y las remesas, consecuencia de las políticas que se han seguido por decenios. 

Se ha ido creando una cultura del "dao" que desincentiva la dedicación al trabajo esforzado. No es casualidad que muchos dominicanos se aferren al moto concho y actividades parecidas. Es parte de la cultura que hemos ido creando, que estimula lo fácil, el dame lo mío. 

Hay asuntos pendientes de resolver que casi nunca se tocan. Son políticamente sensibles. Requieren de acuerdos amplios de los sectores políticos, económicos y sociales. El reto planteado sigue en espera de soluciones. Ojalá lleguen y pronto.

En este nuevo aniversario de la Restauración este debe ser un tema de reflexión activa de los dominicanos.

Lo que se conmemora es una fecha patria de elevada significación histórica. Un hito que necesita ser tenido muy presente en nuestra conciencia colectiva como recordatorio de la voluntad de este pueblo para regirse como nación organizada, con Estado propio, en pleno ejercicio de sus atributos consustanciales.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.