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Tirso Mejía
Tirso Mejía

?A Tirso Mejía Ricart

Sus dotes intelectuales y de gran pensador lo acreditaban para participar en las discusiones en que se trataban estos temas, por ejemplo, los cambios al sistema de representación política y la ley electoral, que desembocaron en la modificación constitucional de 1994. También las reformas de la seguridad social y la municipal. Representaba, con altura, dignidad y prestancia, junto a otros, al PRD del líder José Francisco Peña Gómez.

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?A Tirso Mejía Ricart

Es una pena honda ver partir de puntillas hacia la cuesta empinada de la eternidad a gente de reconocida trayectoria, auténticos valores de este pueblo. En esta ocasión le correspondió iniciar la marcha a Tirso Mejía Ricart, luego de una trayectoria intelectual superba y de un comportamiento cívico intachable.

A Tirso lo caracterizaba su elevada estatura, cordialidad, espontaneidad, acendrado don de gentes, decencia, naturalidad. Nada de florituras, ni de fingimientos. Frontal como un roble enhiesto. Con la verdad, su verdad, siempre a flor de piel. No se arrugaba ante reto alguno. Lo respaldaba una formación esmerada, a prueba de fisuras. Nació para pensar, debatir, consensuar y abanderarse en el cambio.

A pesar de ser doctor en medicina, psicólogo, psiquiatra y doctor en filosofía y letras, su vocación estuvo centrada en la política. Era una mente abierta a lo social, inquieta, en busca de soluciones a los variados problemas de la colectividad. Nada lo entusiasmaba más que discutir, aportar conocimientos y soluciones a la causa en que creía.

Lo vi por última vez el 29 de mayo pasado en el acto de declaración del 30 de mayo como día de la libertad, celebrado en el Centro de los Héroes. Acompañaba al presidente Luis Abinader en el recorrido que hizo por la galería fotográfica de la exposición. Me alcanzó a ver y en medio del tumulto me dijo: “Eduardo, en estos días tengo una importante reunión. Quiero que vayas. Te avisaré”. Le respondí que con mucho gusto lo haría.

A los pocos días me llamó e invitó a conmemorar su octogésimo séptimo aniversario, el 18 de junio. Me sentí muy honrado. No pudo ser. Me di cuenta de que esa fecha coincidía con el aniversario de mi boda y no podía escapar a reservar esa significativa ocasión a mi esposa y familia. Lo llamé y con tristeza me excusé. En verdad deseaba corresponder a su gentileza y acompañarle. A los pocos días me enteré del fallecimiento de uno de sus hijos. Le di el pésame. Y ahora siento con desgarro su propia partida. Todo ocurrido en un intervalo corto de tiempo.

Lo conocí y empecé a tratarle hace muchos años, sobre todo en los tiempos en que la Fundación Siglo 21, de la cual yo formaba parte y presidía, jugaba un importante papel en la discusión de reformas políticas, económicas y sociales.

Sus dotes intelectuales y de gran pensador lo acreditaban para participar en las discusiones en que se trataban estos temas, por ejemplo, los cambios al sistema de representación política y la ley electoral, que desembocaron en la modificación constitucional de 1994. También las reformas de la seguridad social y la municipal. Representaba, con altura, dignidad y prestancia, junto a otros, al PRD del líder José Francisco Peña Gómez.

Encontramos en Tirso Mejía Ricart un aliado formidable para impulsar las iniciativas que se debatían, abierto al desarrollo de las ideas, sin fanatismo, sin sectarismo. Gracias a él, y a otros con comportamientos similares pertenecientes a otras parcelas políticas, fue posible encaminar algunas de esas reformas, aunque con el paso del tiempo esos logros han dejado de acreditarse a quienes los forjaron. Veleidades humanas que desnaturalizan méritos para atribuírselos como propios.

Más adelante, al ser designado comisionado para las reformas en el gobierno de su partido, desempeñó un importante papel, impulsándolas y poniéndoles su sello personal.

Después se dedicó al ejercicio de la política partidaria y a la consolidación del PRM. De sus labios nunca salieron frases altisonantes, pendencieras, ni irrespetuosas. Siempre trató de contribuir al crecimiento de la nación con sugerencias y opiniones bien fundamentadas.

Recuerdo que a mis compañeros del programa de televisión de la Fundación Siglo 21, Ramón Flores, Isidoro Santana, Manuel Cocco, Ramón Pérez Minaya y a mí, nos llenaba de alegría invitarlo a participar como invitado, pues hacía gala del dominio de los temas y de su envergadura intelectual.

Tirso Mejía Ricart fue uno de los grandes ciudadanos de la república de este período histórico. La clase política pierde a uno de sus auténticos líderes. El pueblo dominicano a uno de sus más preclaros y desinteresados guías. Yo, a un ser especial que me distinguió y abrió las anchas puertas de su amistad.

Que el sendero de la eternidad te sea favorable, querido amigo. Algún día organizaremos nuevas tertulias y debates, teniendo el cuidado de que sus resultados sean esculpidos en la roca imperecedera de las realizaciones. Así se cumplirán tus sueños de redención, justicia social, desarrollo de tu pueblo.

TEMAS -

Eduardo García Michel, mocano. Economista. Laboró en el BNV, Banco Central, Relaciones Exteriores. Fue miembro titular de la Junta Monetaria y profesor de la UASD. Socio fundador de Ecocaribe y Fundación Siglo 21. Autor de varios libros. Articulista.