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Alexandria Ocasio-Cortez. El coraje de cambiar

Alexandria Ocasio-Cortez se autodefine como una demócrata-socialista. En el ambiente político norteamericano se vislumbra la posibilidad de que llegue a ser la más joven congresista en la historia de los Estados Unidos. Su discurso bajo el lema “El coraje de cambiar” marca una tendencia de interés para los más jóvenes. Entre otros temas, Alexandria conquistó a sus votantes refiriéndose al costo de la educación y a la necesidad de aumentar el salario mínimo y los programas de cuidado de niños y guarderías, así como la búsqueda de una solución humana al problema migratorio.

Alexandria Ocasio-Cortez es una figura inusual que levanta controversias. En las elecciones legislativas de noviembre, se definirá su futuro congresional. Su contrincante es el profesor Anthony Pappas, candidato republicano, hijo de inmigrantes griegos y de sólida reputación académica .

Superando las desventajas de género, etnia e ideología

A pesar de ser mujer, latina y de orientación socialista, el triunfo de Ocasio-Cortez en las primarias demócratas en el 14 ° Distrito Congresional de Nueva York fue destacado por medios de comunicación norteamericanos en contraposición a la fama de su oponente, el congresista demócrata Joe Crowley, “quien tiene 20 años de experiencia legislativa y es el cuarto demócrata de más alto rango en la Cámara”.

Alexandria era una política prácticamente desconocida que obtuvo su victoria empleando un método de comunicación que fascina a los millennials, las redes sociales. Sus fondos de campaña, con un valor de apenas 300 mil dólares fueron obtenidos gracias a donaciones; bien empleadas, las pequeñas donaciones de no más de 200 dólares, fueron más efectivas que los más de 3 millones de dólares manejados por Crowley.

Esta joven de 28 años, hija de padres puertorriqueños trabajadores, graduada en economía y relaciones internacionales en la Universidad de Boston, y con experiencia de trabajo como organizadora comunitaria y en la sección de migración de la oficina del Senador Ted Kennedy, dirigió su mensaje a un grupo humano que conoce muy bien: “a la gente joven, a personas de color que hablan inglés como segunda lengua, a personas de la clase trabajadora y a personas con dos trabajos quienes usualmente están demasiado ocupadas para votar” .

Los receptores de su mensaje, a juicio de los liberales demócratas, demandan un discurso renovador y centrado en las clases trabajadoras, un “cambio progresista” y dignificante en la vida de las personas con mayores necesidades en los Estados Unidos.

Los ejes de un discurso político divergente

Los principales oponentes de Alexandria consideran su discurso político una amenaza que lleva a que la identifiquen como una Nicolás Maduro en ciernes. Es tachada de inmadura y radical, y ha sido criticada en unos términos poco elegantes. Con cordura, Ocasio-Cortez no devuelve la pelota, se limita a difundir un mensaje que ha mantenido coherente, fijo en lo que para ella son los grandes temas, sin hacer referencia a eventos circunstanciales que la pueden alejar de su objetivo.

En su discurso “demócrata-socialista” Alexandria demanda que: Ninguna persona en Estados Unidos sea tan pobre que no pueda vivir. Que la salud pública sea vista como un derecho humano. Que cada niño, independientemente de donde viva, tenga acceso a educación superior básica (college) o a un entrenamiento técnico. Que ninguna persona carezca de un lugar para vivir dignamente.

Además, defiende derechos de la mujer, el apoyo a los ancianos, programas justos para los inmigrantes, y control de armas en Estados Unidos.

En el aspecto global medioambiental, apoya medidas para reducir el cambio climático.

Lo que se dice y cómo se dice puede marcar diferencias

Alexandria proclama sus ideas en un marco de respeto por sus oponentes, reiterando sus puntos de vista y ejemplificándolos con sus propias experiencias de vida. En lugar de ocultar el modesto pasado de sus padres, demuestra ser conocedora de primera mano de las dificultades de la mujer trabajadora que se gana la vida limpiando casas (como su madre) o del obrero que navega un sistema de salud inequitativo (su padre falleció de cáncer y eso obligó a la familia a pasar penurias); en sus trabajos como organizadora comunitaria y como empleada de una taquería y bartender, conoció los afanes de los inmigrantes, de los obreros, las inequidades del sistema, y la necesidad de que los jóvenes tengan mayores oportunidades accediendo a programas educativos gratuitos.

Alexandria hizo su campaña parada en las esquinas del Bronx y Queens y en las plataformas de los trenes, asistiendo a reuniones comunitarias e iglesias, captando seguidores en frente de las bodegas. Habitualmente sola o con comunitarios. Ataviada con un sencillo vestidito negro y sin maquillar. Utilizando un español que como ella misma dice aprendió en las calles, para comunicar un mensaje directo.

En sus últimas declaraciones públicas opina que el incremento en las tasas de empleo se debe a que la gente se ve obligada a tener más de un trabajo para poder cubrir sus necesidades básicas.

Un mensaje suyo que parece dirigido a la conciencia de los políticos es que los presupuestos sean considerados como “contratos morales”, significando así la importancia de que exista la visión de honrar lo planificado tanto en el cumplimiento de propósitos como en el manejo de los fondos públicos.

Como si hablara a los políticos nuestros, en una entrevista publicada en https://www.youtube.com/watch?v=Cs5fmEc5QIY , Alexandria Ocasio-Cortez dice: “No es que las personas no voten porque no tienen educación, o porque no estén informados, o porque no entiendan. Las personas no votan porque nadie les está hablando.” En otras palabras, que más allá de la educación, la información o la comprensión que tenga, la gente necesita del político autenticidad y compromiso, una verdadera comunicación basada en el entendimiento de la realidad de los votantes.

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