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Aún no se percibe la luz al final del túnel

Se tiene la esperanza, mientras los científicos buscan remedio para el COVID-19, que el verano dé al traste con la propagación de la epidemia y se reduzca el número de víctimas, pero la economía mundial no tiene la paciencia necesaria para esperar varios meses

Once meses antes del armisticio de la Primera Guerra Mundial en noviembre de 1918, los soldados norteamericanos que desembarcaron en Francia trajeron a Europa el virus de la influenza o gripe española, la gran pandemia que azotó al mundo hasta 1919 llevándose consigo cerca de 20 millones de seres humanos como si los casi 30 millones de muertos, entre civiles y soldados de la Gran Guerra, no fueran suficientes.

Con excepción de las crónicas y relatos sobre esa pandemia no hay nadie, hoy día, que pueda dar testimonio de cuál fue la conducta de la población para hacer frente a la influenza que se llevó a su paso personalidades del mundo de los negocios, de la política y del arte. De los políticos vale mencionar al presidente de Brasil Rodrigues Alves, a la madre del millonario Randolph Hearst; los escritores franceses Guillaume Apollinaire y Edmond Rostand; los pintores austríacos Egon Schiele y Gustav Klimt; y al sociólogo alemán Max Weber, entre otras personalidades.

En el primer cuarto del siglo pasado ya existía la electricidad, el teléfono, el telégrafo y otros inventos del final del siglo XIX que facilitaban la comunicación entre los países. El aislamiento y la cuarentena eran de rigor, mientras se estudiaba el virus que se inició en el Fort Riley en Kansas (EE.UU.). Según crónicas de la época la gripe española se transmitía, como el COVID-19, por el contacto con el afectado, pero en ese entonces no se conocían los métodos para hacerle frente a la pandemia de la gripe española. Según la versión de algunas enciclopedias consideradas serias, los científicos de entonces tardaron mucho en identificar el virus de la influenza y no fue hasta poco antes de la Segunda Guerra Mundial cuando se pudo lograr una vacuna que fue utilizada con éxito durante la guerra mundial de 1939-45.

Hoy día las cosas y la lucha contra el coronavirus son más rápidas y podría esperarse algún medicamento de la noche a la mañana, pero teniendo en cuenta que la noche puede ser larga. Como estamos viviendo en la época de las redes sociales y de las autovías de la comunicación, tanto el aislamiento como la cuarentena resultan más fáciles de sobrellevar. El WhatsApp acerca los países y los continentes, lo que hace al aislamiento y la cuarentena soportables. Hoy día se está menos solo.

La pandemia se aprovecha de esa debilidad humana llamada gregarismo para propagarse. En Europa, particularmente en Italia, Francia, España y Alemania se han cerrado las fronteras y prohibido los agrupamientos sociales en bares y restaurantes para disminuir el contagio del virus. Todo parece indicar que hay que hacer prueba de civismo, no entrar en pánico y respetar las medidas que ha tomado la Unión Europea.

Se tiene la esperanza, mientras los científicos buscan remedio para el COVID-19, que el verano dé al traste con la propagación de la epidemia y se reduzca el número de víctimas, pero la economía mundial no tiene la paciencia necesaria para esperar varios meses; se tienen noticias de comercios pequeños que se han declarado en quiebra. Si el cierre de comercios pequeños, de restaurantes, bares y algunas tiendas, se ha hecho para preservar la salud ciudadana es menester reconocer que el comercio no es más importante que la vida. En francés hay una expresión que reza: “Herida de dinero no es mortal”.

En República Dominicana se ha decretado un toque de queda a partir de las 5 pm como medida preventiva, El Ministerio de Salud ha estado orientando a la población en cuanto a la higiene para evitar la propagación del COVID-19. Los partidos políticos han dejado a un lado su campaña en vista de las elecciones presidenciales y congresuales de mayo próximo, lo que muestra el nivel de civismo por parte de las organizaciones políticas dominicanas.

Hoy día el avance de la tecnología podría acortar el plazo, con respecto a los científicos que encontraron el remedio y la vacuna contra la gripe española. Mientras, como decía el poema que René del Risco dejó inconcluso en su máquina de escribir: “A veces es mejor quedarse en casa/ no dejarse mirar/ no colocarse.”

Hay muchas maneras de combatir el tedio del toque de queda y la cuarentena. He visto que en Barcelona ha habido una demanda extraordinaria de libros. Este es el momento para desarrollar de nuevo el hábito de la lectura, para que la imaginación de todos los que estamos confinados para protegernos del COVID-19 la pongamos al día con algunos libros que dejamos pasar en el momento que la edad nos lo exigía. Existen también las películas de Netflix, las películas en formato DVD y las que están en libre acceso en YouTube, las conversaciones por WhatsApp con amigos o familiares que residen en países lejanos. No se puede olvidar que la era digital ha reducido el tamaño del globo terráqueo.

Aunque aún no vislumbramos la luz al final del túnel de la cuarentena, esa luz de esperanza no está muy lejos. La ciencia y la tecnología de hoy día trabajan para que esta pandemia no sea tan mortífera como la gripe española que azotó el mundo en 1918, hace exactamente un siglo y dejó un saldo de casi 20 millones de muertos.

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Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.