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Feminicidio
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Cambiemos el foco de atención sobre los asesinos de mujeres

Cuando los hechos que abruman a la sociedad nos parecen tan distintivos y a la vez tan preocupantes, los humanos tendemos a destacarlos y seguirlos con tanto interés que, frecuentemente, olvidamos que esos acontecimientos sociales, requieren un determinado algoritmo para descubrir sus orígenes y las posibles soluciones a los problemas generados.

El ejemplo que sirve de antena a la observación anterior lo hallamos en el hecho de que una proporción mayoritaria de la sociedad dominicana cree que la causa más importante de los asesinatos de mujeres por sus parejas y exmaridos, es el machismo explícito y descarnado.

Predecir que la fuente primera de los violentos asesinatos contra mujeres por cuenta de sus esposos y exmaridos está en el exceso de machismo del dominicano, es como arriesgarse a predecir que el Viagra, usado contra la disfunción eréctil, seguirá siendo eficaz aun después que el hombre haya rebasado los 95 años.

Pese a que el término algoritmo adquirió recientemente en nuestro país una connotación zaína, por razones ajenas a la semántica, en Psicología dicha palabra se usa para nombrar el procedimiento general que describe esquemática y secuencialmente el origen de las tensiones y traumas causantes de conductas, vivencias y psicopatías destructivas en un individuo o en un grupo humano, como para describir los pasos sucesivos en la atención y solución de los problemas y trastornos individuales y sociales que provocan aquellos individuos traumatizados psíquicamente.

Durante los últimos años la energía mental y afectiva de la sociedad dominicana, así como su incalculable capacidad de resistirse al pánico, han sido puestas a prueba con el largo periodo de asesinatos repugnantes de cientos de mujeres perpetrados por hombres vinculados a estas como parejas sexuales y de convivencia. La prensa reseña dichos asesinatos con detalles tan pródigos que un extranjero que visite por primera vez nuestro país podría creer que se refieren a reses matadas en algún matadero municipal.

El individuo traumatizado, caracterizado por un sentimiento de apego inseguro a los seres de los cuales espera aliento, ternura y cuidados desde la infancia, no tiene un itinerario de crecimiento vivencial y emocional normales, por eso llega a la adolescencia y luego a la adultez aterrado por la idea de ser abandonado por el padre, la madre o cualquiera otra mujer. Si llegara a establecer un vínculo de afectos con una mujer, es presa de una agobiante angustia de no lograr adaptarse y acoplarse psicológicamente en una relación de pareja marital, pues la idea de no ser amado incondicionalmente, subvierte, resquebraja y pulveriza su vida emocional y conducta.

¿Qué son los traumas psicológicos tan comunes en estos hombres asesinos y golpeadores de sus mujeres? Pues aquellos sucesos mentales que son tan pavorosos para los que los sufren que los llevan a suprimir todas las realidades no soportables por la conciencia, pero a la vez los vuelve incapaces de crear conexiones sólidas con la realidad sana y aquilatada que los circunda.

Los individuos psíquicamente estables y adaptables a las nuevas realidades y circunstancias cuentan con una instancia central que dirige sus percepciones, sus sentimientos, sus nuevos aprendizajes, las interpretaciones que hace de cada acontecimiento o vivencia de su vida cotidiana en solitario, en pareja o en el grupo, así como la toma de decisiones apropiadas en cada ocasión. Sin embargo, el individuo psíquicamente traumatizado aunque también posee una instancia superior moduladora, la misma está tan fragmentado que le impide poder construirse cualquier tipo de vínculo estable, sosegado, sin suspicacia y seguro de que no se convertirá en un verdugo de la ternura ni de aquello que ama o que añora.

¿Cuál es esa instancia central guiadora que reduce las probabilidades de caer en un desquiciamiento absoluto de nuestro comportamiento personal y social? Nuestro Yo; mi identidad, la cual se construye poco a poco mientras crezco bajo la mirada y ejemplo de papá y de mami.

¿Por qué afirmo que los asesinos y agresores de mujeres sufren un trauma de vinculación que traen desde su familia? Porque es en el hogar donde el niño y el adolescente descubren que sus manos entrelazadas funcionan como un recipiente y como herramienta para cosas útiles, no para golpear y apuñalar, y aprende que la voz humana enseña, tranquiliza, fluye ternura y transmite confianza. Un niño que se crió viendo a papá golpear y decir graves insultos contra mamá, probablemente desarrollará un grave trastorno de vinculación con las mujeres por lo que las tratará con dureza y con ello asume que ellas deben tolerar su violencia como lo hizo antes su madre.

Por eso, la acción del Estado debe dirigirse no solo a perseguir y castigar a hombres malvados que matan a sus mujeres, sino también a reeducar a las familias en los aprendizajes de vínculos apropiados entre las parejas que eviten la expresión de conductas propias de hijos traumatizados.

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